REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN
En Chimalhuacán, la decepción brota como las aguas negras. Lo que debía ser una obra de mejora para la red de drenaje se convirtió en una amenaza directa para cientos de familias, especialmente en las colonias San Pedro, San Juan Xochitenco y San Pablo, donde el sistema colapsó apenas un año después de su rehabilitación.
Las obras, que costaron más de 6 millones de pesos, hoy solo son recuerdo de promesas rotas. Las calles que fueron intervenidas se encuentran ahora hundidas, con grietas que alcanzan el metro de profundidad y registros que escupen aguas residuales día y noche.
“¡Tiraron el dinero al caño! Las fugas comenzaron semanas después de que terminaron la obra”, comenta indignado Humberto Luevanos, vecino de San Pablo.
Lo peor, aseguran los vecinos, es el silencio oficial. El Organismo Descentralizado de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (ODAPAS) ha limitado su intervención a colocar cintas de advertencia y vallas improvisadas, mientras el agua sucia avanza con cada lluvia. “Xóchitl Flores no ha venido ni una vez.
Parece que gobernar es dar el banderazo y luego desaparecer”, reprocha Roberto García, vecino afectado. Ante el abandono, la exigencia es clara: auditoría inmediata a los recursos usados y sanciones penales a quienes resulten responsables.
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