La creciente ola de redadas contra inmigrantes promovida por la administración de Donald Trump está generando una creciente alarma entre los agricultores de California, quienes advierten que la política podría desmantelar la producción agrícola del país y poner en peligro la seguridad alimentaria.
Lisa Tate, agricultora con una tradición familiar que data de más de un siglo en el sur de California, afirmó para AFP que la intensificación de las redadas es una amenaza sin precedentes para la industria agrícola.
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Residente en Ventura, al norte de Los Ángeles, Tate describió cómo los agentes de inmigración se infiltraron en las haciendas para arrestar a trabajadores, una práctica que, según ella, no tiene precedentes en la agricultura de la Unión Americana. “No estamos acostumbrados a ver eso en el campo”, expresó Tate, quien administra varias plantaciones de aguacates y cítricos.
Para ella, las redadas no sólo afectan a los trabajadores, sino que ponen en riesgo toda la cadena de producción alimentaria, desde empacadores hasta distribuidores.
Redadas e incertidumbre
Los trabajadores, como Silvia, una mexicana de 32 años que vive y trabaja en el condado de Ventura, también alertan sobre el miedo y la incertidumbre generados por las políticas migratorias del magnate republicano.
Silvia presenció varios arrestos y se siente atrapada entre la necesidad de trabajar y el temor constante de que la separen de sus hijas, nacidas en Estados Unidos. “Estamos entre la espada y la pared”, comentó a AFP, destacando el temor que sienten los trabajadores por las redadas, incluso aquellos que han vivido en el país durante años.
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La escasez de mano de obra agrícola es un problema persistente en Estados Unidos, y las políticas de la Casa Blanca sólo agravan la situación. El sector agrícola depende en gran medida de la mano de obra migrante, y aproximadamente el 42 por ciento de los trabajadores agrícolas en Estados Unidos no tienen autorización para trabajar, según el Departamento de Agricultura.
En este contexto, el programa de visas temporales H-2A, diseñado para suplir la escasez de mano de obra, no es suficiente. Aunque los permisos laborales aumentaron considerablemente en los últimos años, muchas vacantes siguen sin cubrirse y los agricultores dejan sin cosechar varios cultivos.
Miguel, un trabajador agrícola con tres décadas de experiencia, resalta que los estadounidenses no buscan estos trabajos debido a las duras condiciones de trabajo, que incluyen largas jornadas bajo temperaturas extremas. “Es un trabajo muy duro. Si los estadounidenses no lo hacen, ¿quién lo hará?”, cuestionó Miguel, quien trabaja en una de las haciendas de Tate.