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La serie Chespirito: Sin Querer Queriendo cerró con un capítulo que no perdona, no idealiza y no disfraza. En apenas 50 minutos, el octavo episodio exhibe lo que Roberto Gómez Bolaños nunca pudo borrar: su vida personal fue un campo minado de omisiones, traiciones y despedidas.

El capítulo arranca con fracturas: Quico, Don Ramón y La Chilindrina ya no están, ni en pantalla ni en el corazón de Roberto. La historia dramatiza el momento en que Carlos Villagrán se va tras el rodaje de El Chanfle y Ramón Valdés abandona la vecindad, no sin antes cruzar miradas silenciosas con Chespirito, esas que en la vida real nunca más volvieron a encontrarse.

En paralelo, Graciela Fernández, su esposa por más de 20 años, descubre una prenda íntima de “Margarita Ruiz”, el nombre en clave para Florinda Meza. La confrontación no es estridente, pero es devastadora: ella le entrega el anillo de bodas y él no dice nada. Así se rompe un matrimonio y se libera el camino para una relación que jamás gozó del consenso familiar.

Mientras eso ocurre, el personaje de Margarita (inspirada en Florinda) reaparece con dulzura pero también con firmeza: “Si no vas a elegirme por completo, no me elijas a medias”. La escena marca el inicio de su convivencia y la consumación pública de un amor que nació entre rumores, rodajes y ausencias paternales.

Chespirito termina el capítulo solo, recordando lo perdido: a sus hijos, a sus amigos, a su primera mujer y a sí mismo. La serie lo deja claro, el precio de su fama fue altísimo. El cierre (intercalado con escenas reales, imágenes de archivo y la voz de Bolaños leyendo fragmentos de su autobiografía) retoma una de sus frases más duras: “He cometido muchos errores, pero el más grande fue no saber administrar mi tiempo. Eso no se recupera”. Esta no es una oda al genio creativo, sino una confesión a cámara lenta.

El episodio, titulado Valió la pena, muestra a Roberto en su vejez, alejado de los foros, arrepentido por no haber estado en las funciones escolares, por no haber detenido una demanda, por haber dicho adiós sin mirar atrás. El homenaje final no es triunfalista: es una despedida de carne y hueso. Quien espere aplausos, encontrará silencios. Quien espere redención, verá heridas abiertas.

La serie, como su vida, no termina con un chiste sino con una pausa larga. La vecindad ya no está. Los niños se fueron. Solo queda un hombre que hizo reír al mundo mientras perdía lo más íntimo. Así se despide Chespirito: Sin Querer Queriendo, pero consciente del alto costo de su eternidad.

Pablo Cruz (quien interpretó a Chespirito) reveló que todo indica que no habrá segunda temporada, ni una película, la historia ya fue contada. Vale la pena señalar que todo el elenco que revivió la historia de Roberto Gómez Bolaños en la serie lo hizo estupendamente. ¡Felicidades!

 

FACEBOOK  y YOUTUBE Ana María Alvarado

IG y TW @anamaalvarado

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