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EN VIVO: Sigue la Mañanera del Pueblo de este 23 de julio La otra barredora

La Secretaría de Hacienda informó que emitirá “notas pre-capitalizadas’’ para dotar de liquidez a Pemex, esto es, que contratará deuda con cargo al Gobierno federal para solventar la frágil situación financiera de la empresa.

 

¿Cuánto? No lo dice el boletín, pero ayer mismo la agencia Bloomberg estimó que se trataría de un monto máximo de 10,000 millones de dólares y un mínimo de 7,000 millones.

 

La SHCP no especificó claramente para qué utilizará esos recursos que podría comenzar a recibir en el 2027 y hasta el 2030, solo se limitó a que serían para “fortalecer la posición de liquidez de la empresa y atender sus obligaciones a corto plazo’’.

 

Estos recursos, dice el comunicado de la SHCP, “permitirán a la empresa contar con recursos oportunos para atender sus necesidades operativas y financieras dentro de los objetivos de balance’’.

 

Precisa que la operación “no constituye una garantía para Petróleos Mexicanos’’.

 

Y, como dicen en el rancho, aquí es donde la puerca torció el rabo.

 

La situación financiera de la empresa es tan crítica que evidentemente no podría ofrecer por sí misma ninguna garantía a quienes adquieran esas notas pre- capitalizadas, por lo que será el Gobierno federal quien sea el garante.

 

El documento, una oda al eufemismo, no aclara que se trata de deuda, pero en castellano eso es lo que se hará.

 

Más allá del debate sobre si la viabilidad de “echar más dinero bueno al malo’’ o “al barril sin fondo’’, deberíamos preguntar para qué se utilizarán esos recursos.

 

¿Para refinación, que es un tiradero, de acuerdo a las cifras oficiales (cada mes refinamos menos), para exploración y producción, que sería la parte más rentable si se hacen las cosas bien o para pagar los miles de millones que se adeudan a los proveedores?

 

Este último tema ya le ha generado al gobierno de Claudia Sheinbaum reclamos de los proveedores estadounidenses a los que no se les ha pagado desde el inicio del sexenio de López Obrador.

 

Sheinbaum podría privilegiar pagar a los proveedores del país norteño, pero dejaría descobijados a los miles de proveedores nacionales, de todos los tamaños, que sobreviven de promesas incumplidas.

 

Solo habría que darse una vuelta por Ciudad del Carmen y Villahermosa para atestiguar en primera fila cómo es que miles de pequeños negocios han quebrado por la falta de pago de Pemex.

 

A ver.

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El gobierno de la capital (con la participación por omisión del Gobierno federal), está haciendo todo lo posible para que México pierda o le sea quitado el partido inaugural del próximo campeonato mundial de futbol.

 

¿A quién, en su sano juicio, se le ocurre promover marchas y manifestaciones contra “la gentrificación’’, anunciar que busca cómo regular o ahorcar el hospedaje por aplicación y mantener la prohibición de que taxis por aplicación puedan recoger pasaje en el aeropuerto Benito Juárez?

 

¿Dónde queda el slogan aquel de “México te recibe con los brazos abiertos’’, cuando dos de las colonias con mejores servicios, en las que vive una población significativa de extranjeros, amanece con pintas de “mata un gringo’’ y a la autoridad local le parece el ejercicio de la libre expresión?

 

Tan apaleada está la imagen en el exterior que el Mundial de Futbol sería una extraordinaria ventana para relanzarla, pero ahora se corre el riesgo de que, primero, se pierda el partido inaugural y, en el peor de los casos, los otros 12 juegos programados.

 

Ya ve que en la final del mundial de clubes, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino y Donald Trump se hicieron amigos.

 

     @adriantrejo

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