1.- Mensaje que no son votos.
La presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde Luján, es poseedora de un linaje plenamente identificado con las luchas sociales de México.
Su señora madre Bertha Luján, ha sido una incansable defensora de las luchas sociales que han pugnado, desde el inicio del siglo pasado, por la reivindicación de los mexicanos que siguen sumidos en el marginalismo.
Luján está identificada con Andrés Manuel López Obrador desde hace más de 40 años.
En el pasado Consejo Nacional de Morena, la dirigente nacional de ese partido enfatizó tres puntos que definen el rumbo de la organización cuando menos hasta el cismático año 2027, en el que se realizarán las elecciones intermedias más grandes que haya tenido el México moderno.
2.- Votos de liderazgo de Claudia.
Que siguen reconociendo el liderazgo moral de Andrés Manuel López Obrador como guía moral de la organización y, lo más trascendente, que es indiscutible el reconocimiento como jefa natural del partido a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
3.- Adán Augusto recibe amplio cobijo de Sheinbaum.
Luisa María aseguró que se terminaron las luchas fratricidas en el partido cancelando el canibalismo que prevaleció cuando existían los nefastos sectarismos conocidos como “tribus”. El gran beneficiario de ese pronunciamiento de Luisa María Alcalde fue, sin duda, el senador Adán Augusto López, a quien dio amplio respaldo y mayor cobijo político.
4.- Billetes comprometedores.
“NO SOMOS IGUALES”. Ese mensaje de la dirigente morenista toca las líneas de flotación de los expresidentes Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Para Luisa María las diferencias son palmarias: no hay un parangón comparable al pillaje y connivencia de Genaro García Luna con lo que pudo hacer el silvestre de Hernán Barrera acompañado de su sobrino.
Hernán no se llevó con La Barredora ni la quincuagésima parte de lo que ganó García Luna con sus negocios asociados al crimen organizado de alto calado.
En el caso de Enrique Peña Nieto y la denuncia que presentó la reconocida periodista Carmen Aristegui con relación al espionaje de que fue objeto con el sistema Pegasus, lo cierto es que el pleito entre los socios judíos pone en tesitura de sobornable al exintegrante del desaparecido Grupo Atlacomulco, porque presuntamente recibió 25 millones de pesos en la transacción de Pegasus.
Y seguramente nadie podrá probar que Peña Nieto recibió el soborno de los judíos dueños de Pegasus vía su representante, Rodrigo Ruiz de Teresa, ejecutivo de Balam, pero, por citar un caso verdaderamente increíble es la defensa de Peña Nieto que hace Aurelio Nuño, quien fue el jefe de la oficina de la presidencia de EPN, es decir, tenía el mismo cargo que con AMLO ocupó el ahora fiscalizado Alfonso Romo.
La sociedad mexicana ya no admite tanto cinismo.
Como dijo Luisa María Alcalde, y con sobrada razón: “No somos iguales”.
@joseluiscamacho