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Con el regreso a clases a la vuelta de la esquina, muchas familias buscan comprar productos duraderos que garanticen comodidad y ahorro a largo plazo. Entre estos, el calzado escolar ocupa un lugar clave. Por eso, conocer el cuidado para zapatos puede marcar la diferencia entre tener que reemplazarlo en unos meses o lograr que dure todo el ciclo escolar.

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A continuación, te compartimos una guía con recomendaciones de acuerdo a la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), para alargar la vida útil del calzado escolar y asegurar que tus hijas e hijos lo usen con comodidad y sin riesgos para su salud.

Elegir la talla y el ajuste correctos

El primer paso para garantizar la durabilidad del calzado comienza desde el momento de la compra. Asegúrate de que tus hijos se prueben los zapatos antes de adquirirlos.

El calzado debe quedar ajustado, pero sin apretar el empeine ni limitar el movimiento de los dedos, la horma debe adaptarse a la forma natural del pie y no al revés. Si el zapato aprieta o queda flojo, no solo provocará incomodidad, sino que también se desgastará más rápido por el mal uso.

Alternar su uso cada tercer día

Aunque esto no siempre es posible, tener un segundo par de zapatos escolares puede ayudar significativamente a prolongar su vida útil. Alternar los pares cada tercer día permite que el calzado descanse y libere la humedad acumulada durante el uso.

Esto evita la aparición de hongos, mantiene la estructura del zapato en buen estado y reduce el desgaste.

Foto: Especial  

Realizar mantenimiento constante

Uno de los errores más comunes es no bolear los zapatos con regularidad. Este simple hábito ayuda a mantener la piel hidratada y flexible, lo que evita que se agriete o se vuelva rígida con el tiempo.

Además, usar productos de limpieza adecuados, como crema para calzado y cepillos suaves, garantiza una apariencia impecable y mejora la resistencia del material.

Revisar el estado físico del zapato

Haz revisiones periódicas del calzado. Verifica que las costuras externas estén firmes, sin hilos sueltos, y asegúrate de que el interior no tenga protuberancias que puedan incomodar o lastimar el pie.

También observa si la suela presenta desgaste excesivo, deformaciones o grietas. En esos casos, lo mejor será reemplazar el calzado, ya que podría provocar tropiezos o caídas.

Evitar que se mojen

Aunque el clima no siempre ayuda, es importante enseñar a tus hijos a evitar mojar los zapatos innecesariamente. La humedad deteriora la piel del calzado y favorece la aparición de malos olores y hongos.

Si los zapatos se mojan, colócalos a secar al aire libre, en un espacio ventilado y bajo el sol directo. Nunca los guardes húmedos ni los pongas cerca de fuentes de calor artificial como estufas o secadoras.

Uso individual y sustentable

Por razones de higiene, lo mejor es que el calzado escolar lo use una sola persona. Aunque regalar zapatos en buen estado parece una buena idea, en el caso del calzado cerrado es preferible evitarlo.

Además, al darles un uso correcto y seguir las recomendaciones del fabricante para su limpieza y mantenimiento, no solo alargas su vida útil, sino que también reduces el impacto ambiental que genera desechar productos antes de tiempo.

Foto: Especial  

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Cuidar los zapatos escolares no requiere mucho esfuerzo, pero sí constancia, elegir la talla correcta, mantenerlos limpios, alternarlos con otro par y evitar la humedad son pasos clave para garantizar que los zapatos acompañen a tus hijas e hijos durante todo el ciclo escolar. Además de ahorrar dinero, estarás promoviendo hábitos de consumo más responsables y sostenibles.

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