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En sectores políticos y mediáticos literalmente se están relamiendo los bigotes a la espera de que hoy, hoy, hoy -si se cumplen los compromisos formales- el capo Ovidio Guzmán López se declare culpable de delitos de narcotráfico a cambio de que las autoridades americanas protejan a sus familias del cártel, y en lo oscurito se dé fe a la versión de que el hijo de El Chapo habría entregado información a EU de las redes de la narcopolítica sinaloense.

Los medios a veces reaccionan de manera muy superficial: de alguna forma, varias de las figuras delictivas presas en Estados Unidos ya le han entregado información de inteligencia al Gobierno de Estados Unidos, pero ello no significó que en automático haya comenzado ya la liberación de órdenes de arresto contra presuntos narcopolíticos.

El Gobierno de Estados Unidos nunca ha ocultado su facultad y facilidad para negociaciones de informaciones políticas y de seguridad, pero no toda esa información es procesable en tribunales. En el fondo, EU maneja con mucha habilidad la información de inteligencia para negociar con las estructuras políticas mexicanas que aparecen contaminadas por el narco.

El otro dato que debe de ajustar su universo geográfico es que los personeros del Cártel de Sinaloa tienen información sobre narcopolítica en Sinaloa, en tanto que su expansión a otros estados fue sin conflictos y sin muchos compromisos con autoridades de otras entidades. En caso de comprobarse judicialmente, la única persona presuntamente involucrada a nivel federal con el Cártel de Sinaloa fue el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, sin que existan datos de que hayan existido algunos compromisos con el presidente Calderón.

En este sentido, las informaciones que presuntamente habría dado Ovidio a las autoridades estadounidenses no derivarán mañana mismo en la noche en órdenes de arresto de narcopolíticos, pero serán informaciones de inteligencia que le entregarán a EU la iniciativa política y de poder sobre la narcopolítica mexicana.

 

Zona Zero

La gran incógnita en Sinaloa, a propósito del juicio contra los Guzmán, sigue siendo la figura de Iván Archivaldo Guzmán López, otro de los hijos de El Chapo, que anda a salto de mata y que no tiene el control verdadero del cártel desensamblado por la ofensiva de las autoridades. Y los acuerdos de Ovidio tampoco van a garantizar el regreso de la paz inmediata a Sinaloa, donde la figura desarticulación de la estabilidad sigue siendo el gobernador Rubén Rocha Moya.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

seguridadydefensamx@gmail.com

www.seguridadydefensa.mx

@carlosramirezh

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