Claudia Sheinbaum ha ido corrigiéndole la plana a su mentor, Andrés Manuel López Obrador, de una manera nada sutil.
La Presidenta repite que no la verán romper con el expresidente, como es un reclamo incluso dentro de su primer círculo, pero en los hechos está corrigiendo las pifias de su antecesor que tienen al país como lo tienen.
En materia de combate al huachicol, en los 9 meses que lleva su administración, ha decomisado más combustible que en todo el sexenio del tabasqueño.
López Obrador había declarado, a mitad de su administración, que se había acabado con el delito del huachicol, pero todo el país sabía que era una de sus mentiras.
Los golpes que ha dado la gestión de Sheinbaum a los huachicoleros no solo desmienten sino que ridiculizan al exmandatario, que provocó un desabasto de combustibles por, según él, detener el delito que sigue sangrando a Pemex.
Para que cerrara la pinza en ese tema, a Sheinbaum le falta exigirle a Omar García Harfuch que detenga a los capos del huachicol y no a sus peones; que cumpla su promesa de que tope hasta donde tope.
En el caso del combate a la inseguridad, aunque la Presidenta persiste en el discurso de la no confrontación de las fuerzas de seguridad con las bandas criminales, la realidad demuestra otra cosa.
Si los números de delincuentes detenidos y abatidos por las fuerzas del orden que publica la actual administración son ciertas, en los nueve meses de Sheinbaum ha habido más enfrentamientos armados, bajas de delincuentes, confiscación de armas y drogas, que en todo el sexenio de López Obrador.
Es decir que, sin querer queriendo, Sheinbaum tiró a la basura la estrategia de “abrazos y no balazos’’ y que en lugar de promover acciones como “acusarlos con sus mamás’’, autorizó que las Fuerzas Armadas cumplieran con su deber constitucional.
Falta también en ese aspecto mucho por avanzar: los militares siguen siendo agredidos por pobladores de localidades bajo el mando de las bandas del narco, falta desterrar -aunque suene utópico- las asociaciones entre militares-policías y bandas delincuenciales.
Sheinbaum no ha tenido más remedio que entrarle a los temas que más preocupan a la sociedad a pesar de que en esas acciones, termine por exhibir (y ridiculizar) las ocurrencias de su mentor y antecesor.
Y lo que falta aún.
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La juez Ruth Haggy, titular del juzgado Segundo Concursal del Primer Circuito, concedió una suspensión definitiva a CIBanco, el mismo que fue señalado por el FinCEN de Estados Unidos como “grupo criminal’’, en el juicio de amparo 107/2025.
Este amparo fue promovido por la institución de crédito bajo investigación para evitar cumplir un fallo en su contra que la obligaba a restituir a la empresa TRESE, los fondos depositados en un fideicomiso que se creó para que Pemex pagara los servicios de esta empresa mexicana y de sus exsocios asiáticos, con quienes mantiene una disputa legal.
El tema es que, pese a la intervención gerencial de la Secretaría de Hacienda a CIBanco, los representantes legales de la institución crediticia siguen actuando en los procedimientos del concurso mercantil 666/2016, interpuesto por la empresa mexicana con la finalidad de impedir que los recursos del fideicomiso sean entregados a las empresas asiáticas.
TRESE asegura que el amparo se concedió luego de que CIBanco presentara pruebas falsas a su favor.
De confirmarse la versión, la juez habría cometido un delito, pero eso ya le corresponderá juzgar a los relevos del Poder Judicial.
Como que algo no anda bien en ese juicio.
@adriantrejo