Por Mario López
GRUPO CANTÓN
A seis años del actual gobierno municipal, que encabeza Guadalupe Díaz, en Ixtlahuaca persisten problemas estructurales que afectan la calidad de vida de sus más de 150 mil habitantes.
Las promesas de transformación no se han materializado plenamente, y tres crisis destacan como las más severas: el colapso de las vialidades, la contaminación del Río Lerma y los conflictos por el manejo del agua.
Uno de los reclamos más reiterados de los ciudadanos, hacia la alcaldesa Guadalupe Díaz, es el deterioro de las calles. En la comunidad de Emiliano Zapata, la Avenida Independencia presenta baches de hasta 30 centímetros de profundidad, lo que ha convertido los trayectos diarios en un verdadero calvario. A pesar de múltiples solicitudes, vecinos denuncian que no ha habido respuesta efectiva por parte de las autoridades locales.
En el ámbito ambiental, el Río Lerma -cauce que atraviesa la región- continúa arrastrando aguas negras y desechos industriales. La contaminación no solo afecta la biodiversidad local, sino que también ha deteriorado los suelos agrícolas de comunidades como San Pedro y La Concepción, impactando directamente en la economía de pequeños productores.
Aunque existe un proyecto de saneamiento estatal para limpiar 70 kilómetros del río, los avances son lentos y poco visibles.
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