La riqueza étnica y cultural en México es sorprendente, su diversidad esconde en ella costumbres y tradiciones que hay que descubrir y conocer para comprenderlas, como por ejemplo los Muxes, conocidos como el tercer género en la cultura zapoteca.
En junio, el mes del orgullo LGBT+, los muxes son un ejemplo de que la inclusión de la diversidad sexual en las culturas indígenas alguna vez fue posible y tuvo un papel importante y trascendente en la sociedad zapoteca, aunque en la actualidad se enfrentan a problemas como la homofobia y la violencia.
Como una población que busca sobrevivir y conservar sus tradiciones en las comunidades zapotecas en el Istmo de Tehuantepec y más específicamente en Juchitán, Oaxaca, los muxes participan cada año en desfiles y actividades culturales.
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¿Quiénes son los muxes?
Se les llama muxes a las personas indígenas zapotecas que nacen biológicamente hombres pero toman dentro de la sociedad un rol totalmente femenino que incluye la vestimenta tradicional de mujer, actividades domesticas, cuidado de la casa y manutención de sus padres.
La identidad de los muxes se reconoce dentro de su cultura como el tercer género, que aprende todas las actividades propias de las mujeres y asume sus roles.
Dentro de las familias tradicionales zapotecas, tener hijos muxes es una razón de orgullo, y su presencia en las comunidades, así como su importancia dentro de ella se reconocía y era valiosa.
Los muxes y la población LGBT+
Aunque inicialmente la presencia de los muxes tiene un origen ancestral y su rol en la sociedad zapoteca se acepta con naturalidad, están íntimamente ligados al movimiento LGBT+ y la lucha por la inclusión, la dignidad y el reconocimiento de sus derechos.
Juchitán solía considerarse el paraíso de los muxes, donde la apertura a la diversidad de género permitía la libre expresión de las preferencias, pero en palabras de los mismos representantes de esta comunidad que aún vive en esa zona del Istmo, eso ya cambió.
Actualmente, la comunidad muxe se esfuerza por subsistir, con las dificultades de vivir con las carencias propias de las comunidades indígenas en México, y agregando la persecución por la homofobia, la violencia y el odio de miembros de la sociedad, así lo plantea la activista Joseline Sosa, una representante de la comunidad muxe que aún vive en el Istmo.
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El presente de los muxes en México
Actualmente, ser muxe no es fácil de acuerdo con miembros de esa comunidad, aseguran que se enfrentan constantemente a la homofobia y al odio y algunos incluso son víctimas de asesinatos por sus preferencias.
Actualmente, la comunidad muxe se calcula en alrededor de 3 mil personas que sufren de discriminación en educación, salud y empleo, así como a una baja esperanza de vida.
Lo prioritario para los muxes es el respeto a sus derechos y el acceso al trabajo digno que les permita llevar una vida decorosa y desarrollarse en la vida pública de manera plena.