Tras casi dos semanas de hostilidades entre Israel e Irán, el anuncio de un alto al fuego —hecho por Donald Trump a través de redes sociales— marcó un golpe de timón. Sin embargo,lejos de consolidarse como una salida diplomática duradera, el acuerdo exhibe grietas: el programa nuclear iraní sigue parcialmente intacto, la desconfianza entre los actores se mantiene y el escenario geopolítico permanece volátil.
Reportes de inteligencia filtrados a medios como CNN y The New York Times contradicen esa narrativa: los ataques habrían bloqueado accesos, pero no neutralizado las infraestructuras subterráneas. Una evaluación preliminar sugiere que el programa sólo se habría retrasado entre tres y seis meses.
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El cese de hostilidades se produjo tras un bombardeo estadounidense contra instalaciones nucleares en Irán. Horas más tarde, el magnate republicano insistió en que la operación había sido un éxito y desmintió las versiones difundidas por la prensa, a la que acusó de haberse “unido en un intento por desacreditar uno de los ataques militares más exitosos de la historia”.
En paralelo, el Estado judío y su primer ministro, Benjamin Netanyahu, también cantaron victoria. Netanyahu habló de un “nuevo capítulo” en la campaña contra Irán y reiteró su promesa de impedir que ese país obtenga el arma nuclear.
Adversarios
A su vez, Teherán afirmó haber forzado a sus adversarios a detener la guerra y declaró estar dispuesto a retomar las negociaciones, sin renunciar a su “derecho legítimo” a un programa nuclear civil.
El inquilino de la Casa Blanca, por su parte, evitó una escalada mayor. Luego de que la república islámica lanzara misiles contra una base estadounidense en Catar, optó por no responder. Posteriormente, presionó a Israel para evitar represalias, gesto que algunos analistas interpretan como una señal de que Washington busca contener a su principal aliado en la región.
A pesar del alto al fuego, la tensión persiste. El ejército israelí advirtió que la “campaña contra Irán no ha terminado” y las sirenas volvieron a sonar en el norte de Israel. Irán negó haber disparado tras la tregua, aunque medios israelíes reportaron la interceptación de dos misiles.