La Asamblea Consultiva Islámica y el Parlamento de Irán, recomendaron el cierre del estrecho de Ormuz, uno de los principales pasos comerciales y económicos del mundo, en represalia al ataque de Estados Unidos contra las instalaciones nucleares del país, aunque la decisión final quedará en manos del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.
En comentarios de la televisión pública iraní, el general Esmaeil Kousari, integrante de la Comisión de Seguridad Nacional del Parlamento, confirmó que la cámara “ha alcanzado la conclusión de que hay que cerrar el estrecho, pero la decisión recae en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional”.
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Irán es un importante productor de petróleo, con un bombeo de 3,3 millones de barriles diarios de crudo y exportaciones cercanas a los 1,7 millones, por lo que, si hay una escalada, no es difícil prever una interrupción del suministro de petróleo iraní.
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Expertos como el responsable de estrategia de materias primas de ING Research, Warren Patterson, avisaron a mediados de mes que un escenario de escalada eleva la posibilidad de interrupciones en el transporte marítimo, lo que afectaría a los flujos de petróleo del Golfo Pérsico.
“Una interrupción significativa de estos flujos sería suficiente para impulsar los precios a 120 dólares por barril”, apunta el analista, anticipando que si las interrupciones persisten hacia finales de año, “podríamos ver al Brent cotizando a nuevos máximos históricos, superando el récord de cerca de 150 dólares por barril de 2008”.