Cristina Fernández de Kirchner podrá seguir saludando a sus seguidores desde el balcón de su domicilio mientras cumple prisión domiciliaria, confirmó el tribunal que ejecuta su condena. La decisión busca zanjar la controversia surgida tras las ambigüedades del fallo anterior, que había autorizado el cumplimiento de la pena en casa sin especificar limitaciones arquitectónicas.
La polémica se encendió el martes, cuando el tribunal otorgó a la exmandataria la prisión domiciliaria sin aclarar si podía continuar apareciendo en el balcón de su departamento en Buenos Aires. Desde que la justicia ratificó su condena a seis años por corrupción, Kirchner ha saludado casi a diario a decenas —a veces cientos— de simpatizantes que se congregan frente al edificio.
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En el fallo inicial, el tribunal pidió abstenerse de conductas que “perturben la tranquilidad del vecindario”, lo cual desató interpretaciones dispares. Kirchner, a través de sus redes sociales, ironizó: “¿Puedo salir o no al balcón de mi casa? Parece joda, pero no”, y exigió precisión jurídica. Ayer, la respuesta llegó: no se le ha vedado “el uso y goce de ningún espacio específico” de su vivienda.
Mientras tanto, la fiscalía general de Buenos Aires había advertido que la presencia de Kirchner en el edificio podría generar desórdenes públicos. Por ello, se solicitó instalarle un dispositivo de vigilancia electrónico, medida que su abogado, Carlos Beraldi, ya anunció que impugnará.
La condena, ratificada poco después de que Kirchner anunciara su candidatura a legisladora provincial, incluye inhabilitación política perpetua. Pero el fallo no ha sofocado el humor popular: en los alrededores del edificio proliferan pegatinas con lemas como “Siempre balcón, nunca sótano” o “Para que salgas a regar voluntades”, junto a macetas con plantas que simpatizantes colocaron.