Por Mario López
GRUPO CANTÓN
En plena ola de violencia, el gobierno de Daniel Serrano Palacios anunció la renuncia del Comisario General de Seguridad Ciudadana, Hermenegildo Héctor López Hernández.
Aunque se comunicó como una “decisión institucional”, la salida ocurre tras una serie de hechos violentos que han desbordado a las autoridades municipales, evidenciando el desgaste de una estrategia de seguridad que no ha logrado contener la delincuencia.
El alcalde Daniel Serrano Palacios intentó justificar la gestión del excomisario con cifras oficiales que hablan de una supuesta baja del 47% en homicidios, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Pero en las calles de Izcalli, la realidad es otra. La percepción ciudadana no mejora, y los casos de violencia siguen acumulándose sin respuesta efectiva.
El último episodio que indignó a los vecinos ocurrió el viernes pasado en la zona de Cuamatla, donde un hombre fue asesinado, y otro quedó herido en un ataque atribuido a comerciantes informales, conocidos como “dulceros”. Lejos de garantizar justicia, la policía mantuvo cerrada la zona sin resultados claros, y hasta ahora no hay responsables detenidos.
La desconfianza va en aumento y el mensaje que reciben los ciudadanos es claro: protestar o evidenciar el actuar policial puede costar caro. Mientras tanto, grupos violentos siguen operando con libertad en distintas colonias del municipio de Cuautitlán.
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