Toluca rompe récord y conquista paladares

Con 82 metros de puro sabor, la capital rompió el registro mundial superando a la CDMX con más de 100 kilos de embutido rojo y verde, frijoles y crema.

REDACCIÓN
GRUPO CANTÓN

Con sabor, alegría y mucho orgullo, Toluca hizo historia este domingo al elaborar la torta de chorizo más grande del mundo, una creación de 82 metros que atrajo a miles de asistentes y dejó más que satisfechos a comensales de todas las edades.

El encuentro, celebrado junto al Monumento al Águila, fue parte del festival Entre Pinceles, Cinceles y Sabores, enmarcado también por los festejos del Día del Padre, y se convirtió en una verdadera fiesta de identidad y tradición local.

Con más de 100 kilos de chorizo rojo y verde, 60 litros de crema, 20 kilos de frijoles, 42 aguacates y 46 kilos de jitomate, el colosal platillo fue ensamblado por decenas de voluntarios y personal del ayuntamiento, quienes trabajaron por horas bajo el sol para lograr la hazaña.

La preparación fue certificada por un notario público, quien validó la longitud y autenticidad del récord, superando así los 75 metros que ostentaba previamente la Ciudad de México.
Para muchos padres y madres de familia, el evento fue más que una muestra de tamaño: fue una oportunidad para transmitir a las nuevas generaciones el valor de los sabores que distinguen a Toluca.

“Traje a mis hijos porque quiero que crezcan conociendo lo nuestro, sabiendo que aquí también hay historia, sabor y orgullo. Esta torta no solo rompió un récord, nos reunió como comunidad”, comentó emocionada Leticia Romero, madre de tres pequeños que degustaban su porción con entusiasmo.

Entre música en vivo, cerveza artesanal y exposiciones gastronómicas, el ambiente fue de celebración constante.
“El chorizo de Toluca no tiene comparación. Este evento lo demuestra y nos deja un gran sabor de boca. Me parece excelente que el gobierno impulse este tipo de encuentros que refuerzan nuestra identidad”, opinó Jaime Ramírez, visitante de Metepec que acudió con su familia.

Las opiniones de los asistentes coincidieron en que más allá del récord, la jornada fue un acto de convivencia, de herencia culinaria y de comunidad. “Esto no lo ves todos los días”, expresó un asistente.