Redacción
La muerte de Renna O’Rourke, joven de Arizona con presencia en redes sociales, provocó una fuerte reacción entre usuarios y medios. Su caso adquirió notoriedad después de que se difundiera la causa: un paro cardíaco relacionado con la práctica de un desafío digital que involucra aerosoles de aire comprimido.
Durante la primera semana de junio, su entorno confirmó el deceso. Según información local, el incidente ocurrió en su domicilio, cuando intentaba grabar contenido vinculado al reto conocido como “dusting”. Tras sufrir complicaciones graves, fue llevada a un hospital en Tempe, donde se reportó su fallecimiento.
El contexto digital de este reto lo asocia con una tendencia de riesgo que circula entre jóvenes. Bajo nombres como “dusting”, “chroming” o “huffing”, la dinámica consiste en inhalar gases de productos utilizados para limpiar equipos electrónicos. Estas sustancias desplazan el oxígeno e ingresan rápidamente al organismo, afectando funciones vitales.
Los efectos van más allá del daño inmediato. A nivel físico, esta conducta puede generar alteraciones cardíacas, trastornos neurológicos, deterioro hepático, colapsos respiratorios y otros daños irreversibles. La búsqueda de visibilidad en redes, especialmente en plataformas como TikTok, facilita la circulación de este tipo de prácticas.
Familiares de Renna compartieron su duelo en medios digitales, señalando el dolor que rodeó su despedida. Recordaron aspectos de su infancia y su inclinación por la creatividad. Su caso motivó reflexiones sobre el entorno digital, la exposición a contenidos peligrosos y la necesidad de entornos más seguros para jóvenes en internet.
La conversación en redes sociales amplificó el debate sobre los retos virales y el papel de las plataformas ante este tipo de contenidos. La historia de Renna O’Rourke ahora circula no solo como un episodio trágico, sino también como una advertencia sobre los riesgos que se esconden detrás de ciertas tendencias digitales.