La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) acordó el cese de su huelga nacional, el retiro del plantón en el Zócalo de la Ciudad de México y el regreso a las aulas este lunes.
Durante la Asamblea Nacional Representativa también se acordó terminar con las jornadas de marchas y bloqueos, por lo que los maestros comenzaron a levantar sus campamentos del Centro Histórico y sus alrededores.
En un comunicado, la Sección XXII de Oaxaca explicó que para “todos los compañeros de lucha, que regresan a cada rincón de nuestro bello Estado de Oaxaca, recuerden: La lucha no va a claudicar, el movimiento no se rinde ni se vende, porque la Sección XXII morirá el día que muera el sol“.
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Informó que se ha iniciado “un proceso de reorganización de su lucha sindical, reafirmando su compromiso con la defensa de los derechos laborales del magisterio y la construcción de un proyecto educativo alternativo”.
En magisterio disidente aseveró que se “desplegó una intensa jornada de lucha, con bloqueos, marchas masivas, y la instalación de un plantón indefinido en la Ciudad de México”.
Abundaron “la base magisterial ha impulsado una nueva etapa organizativa caracterizada por la reactivación de estructuras de base, la celebración de asambleas delegacionales y sectoriales, y el fortalecimiento de la coordinación con otros sectores en lucha, como el magisterio jubilado, los normalistas y organizaciones sociales”.
Consideraciones
El magisterio recordó que durante 22 días “se mantuvo firme en las calles de la Ciudad de México, protagonizando una jornada de lucha histórica como parte de la huelga nacional magisterial. Los docentes oaxaqueños alzaron su voz para exigir la abrogación de la infame Ley del ISSSTE de 2007 y denunciar la continuidad de la mal llamada Reforma Educativa”.
Consideraron que el plantón instalado en la capital “enfrentó el viento frío de la madrugada, el implacable sol del mediodía, y las lluvias que empapaban los cuerpos, pero no las convicciones. Ningún clima fue más hostil que el silencio oficial, la represión mediática y la cerrazón gubernamental ante las justas demandas del magisterio democrático”.
El magisterio disidente aseveró que “para la Sección XXII, la lucha no es solo por derechos laborales y seguridad social, sino también por el derecho de los pueblos a una educación que libere y no adoctrine”.
