Un fenómeno invade las redes sociales, el denominado Brain Rot Italiano, imágenes creadas a través de Inteligencia Artificial (IA) compuestas de forma bizarra, pues no tienen una conformación lógica.
Estas son criaturas de colores brillantes que integran formas humanoides con artículos de la cotidianeidad como ropa, hasta otros más extravagantes que se componen por planetas, máquinas, alimentos o plantas.
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El término, que se traduce literalmente como podredumbre cerebral, se acuñó por primera vez en 1854, cuando el escritor Henry David Thoreau lo incluyó en su obra Walden para criticar la devaluación de ideas complejas en favor de conceptos más simples.
Este concepto no podría estar relacionado de mejor manera, ya que se refiere al embotamiento mental o deterioro de las facultades intelectuales debido al consumo excesivo de contenido trivial o superficial.
Ahora se habla de brain rots desde 2007 y surge de lo que se conoce como los primeros memes y fenómenos virales, momentos e imágenes que se imprimen en la memoria como uno de los primeros clips en YouTube, La Caída de Edgar y su famosa frase: ¡Ya güey!
Los brain rots de mayor alcance actualmente se inspiran en la serie viral Skibidi Toilet, que presenta inodoros humanoides bajo el lema “solo en Ohio”, que hacen referencia a incidentes extraños en el estado y la palabra Skibidi se traduce como sin sentido.
UNA MODA MÁS
El fenómeno es tal, que en 2024 brain rot fue elegida como la palabra del año por Oxford, luego de que su uso aumentó 230 por ciento entre 2023 y 2024.
Este contenido invade las redes sociales, principalmente TikTok en la Generación Z y Alfa y se analiza con enfoque social y científico por los efectos que puede causar en el desarrollo social y cognitivo.
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De acuerdo con el sociólogo Felipe Gaytán, este movimiento es una moda más, aunque debido al poder y alcance de las redes sociales tiene una mayor visibilidad; sin embargo, recalcó que debe generar preocupación ante la repetición constante de cosas sin coherencia, lo que genera que mucho de lo que se observa en el ciberespacio se quiera llevar a la vida real a través de alusiones, limitando el conocimiento respecto a la vida real.
La popularidad de esta tendencia se debe a algunos elementos que se relacionan directamente con nuestra estructura cerebral, pues se valen de colores brillantes y se ayudan de herramientas lingüísticas como la aliteración, lo que los vuelve más adictivos.
Un ejemplo, el Bombardero Cocodrilo que suma a su nombre sonido, sentido y estética híbrida, que hace alusión a bombardiere, o sea bombardero en ese idioma, lo que le da más sentido al signo lingüístico, la suma de la imagen y el nombre; mientras que Tralalero Tralalá, uno de los más populares es una jitanjáfora, un término cuyo valor estético está en que suene atractivo, retóricamente una aliteración, repetición de sonidos que nada tiene que ver con la imagen del tiburón con tenis.