El cortisol, conocido como la hormona del estrés, cumple funciones vitales en el cuerpo humano, su producción proviene de las glándulas suprarrenales, que se encuentran sobre los riñones.
A través del torrente sanguíneo, el cortisol llega a distintos órganos y tejidos, donde regula procesos esenciales como el metabolismo, el sistema inmunológico, la presión arterial y el ciclo sueño-vigilia.
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Sin embargo, cuando los niveles de cortisol se mantienen elevados por periodos prolongados, el cuerpo comienza a mostrar síntomas que afectan tanto la salud física como mental.
A continuación, te explicamos qué provoca el exceso de esta hormona, cómo reconocer sus señales y qué puedes hacer para mantenerla bajo control.
¿Qué es el cortisol y por qué es importante?
El cortisol pertenece al grupo de las hormonas glucocorticoides, las que se encargan de regular el nivel de glucosa en sangre, ayuda al metabolismo de carbohidratos, proteínas y grasas, actúa como antiinflamatorio natural y prepara al organismo para responder al estrés. Además, influye en la presión arterial y en el correcto desarrollo fetal durante el embarazo.
Generalmente, los niveles de cortisol alcanzan su punto máximo en la mañana (entre las 6:00 y 8:00 am) y disminuyen a lo largo del día. Esta variación diaria obedece a un complejo sistema que involucra al hipotálamo, la glándula pituitaria y las glándulas suprarrenales. Este mecanismo se conoce como el eje HPA (hipotálamo-pituitaria-adrenal).
Foto: Secretaría de Salud de Sonora
¿Cuáles son los niveles normales?
El nivel de esta hormona depende de muchos factores: la hora del día, el estado emocional, la salud general y el laboratorio que realiza la prueba. Sin embargo, se consideran valores normales los siguientes:
Por la mañana: entre 10 y 20 microgramos por decilitro (mcg/dL).
Por la tarde: entre 3 y 10 mcg/dL.
Cuando los niveles superan este rango de forma constante, pueden presentarse diversos problemas de salud.
Síntomas del cortisol alto
El cuerpo envía señales claras cuando se enfrenta a un exceso de cortisol. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
Aumento de peso, especialmente en el abdomen y la parte superior de la espalda.
Acné y enrojecimiento facial.
Debilidad muscular y fatiga crónica.
Dificultad para concentrarse y cambios en el estado de ánimo.
Presión arterial alta.
Aparición de estrías moradas en el abdomen, muslos o brazos.
Problemas para dormir y ansiedad constante.
Además, algunas personas pueden experimentar dolores de cabeza frecuentes, cicatrización lenta de heridas y facilidad para desarrollar hematomas. Con el tiempo, el cortisol elevado puede contribuir al desarrollo de enfermedades más serias, como trastornos cardiovasculares, diabetes tipo 2 o depresión.
¿Qué causa el cortisol elevado?
El cortisol se libera principalmente en situaciones de estrés. Cuando el cuerpo percibe una amenaza, entra en un estado de alerta, activando la llamada respuesta de lucha o huida. Esta reacción, útil a corto plazo, se vuelve perjudicial cuando se mantiene en el tiempo.
El estrés crónico es, por tanto, una de las causas más comunes del exceso de cortisol. Otras causas médicas también pueden provocar un aumento significativo de esta hormona:
Síndrome de Cushing: una condición en la que las glándulas suprarrenales producen cortisol en exceso, muchas veces debido a un tumor.
Trastornos en la glándula pituitaria: como adenomas o hiperactividad glandular.
Consumo de medicamentos corticosteroides: como prednisona o cortisona.
Tumores en las glándulas adrenales: la mayoría son benignos, pero alteran la producción hormonal.
Diagnóstico
Cuando una persona presenta síntomas compatibles con cortisol elevado, el médico puede ordenar pruebas específicas:
Análisis de sangre y orina: para evaluar los niveles hormonales en distintos momentos del día.
Prueba de saliva: útil para detectar el síndrome de Cushing.
Estudios de imagen: como tomografías o resonancias, que permiten identificar tumores o anomalías glandulares.
Cómo tratarlo
El tratamiento varía según la causa, si se trata de un tumor, la cirugía o la radioterapia suelen ser necesarias. Cuando el aumento se debe al uso de medicamentos, el médico ajusta la dosis o propone una alternativa. En otros casos, se recetan fármacos específicos como el ketoconazol para reducir la producción de cortisol.
Además del tratamiento médico, es posible reducir los niveles de cortisol de forma natural adoptando hábitos saludables:
Dormir al menos 7 a 8 horas cada noche.
Practicar ejercicio moderado de forma regular.
Meditar o hacer respiraciones profundas para reducir el estrés.
Realizar actividades recreativas y fortalecer vínculos personales.
Asistir a terapia psicológica, si es necesario, para manejar mejor el estrés.
Foto: Secretaría de Salud de Sonora
El cortisol alto puede surgir como respuesta al estrés o por causas médicas más complejas, sus efectos no deben subestimarse, ya que impactan en múltiples funciones del organismo.
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La clave para prevenir y tratar este desequilibrio hormonal está en detectar sus síntomas a tiempo, buscar atención médica y adoptar un estilo de vida que favorezca el bienestar físico y emocional.
Si notas señales de alerta, no esperes más, consulta con un especialista y toma medidas para recuperar el equilibrio hormonal que tu cuerpo necesita.