El Papa León XIV tomó posesión simbólica de la basílica de San Juan de Letrán, un acto que confirma su rol como obispo de Roma. La ceremonia, celebrada con una misa solemne, se desarrolló en el templo más antiguo de Occidente, considerado la catedral de la ciudad y sede episcopal de los pontífices desde el siglo IV.
Antes de llegar a la “Madre de todas las iglesias”, León XIV visitó el Capitolio romano, sede de la alcaldía, donde fue recibido por el alcalde Roberto Gualtieri. En un discurso breve, el edil evocó el compromiso pacifista del pontífice estadounidense, afirmando que “la paz es la más poderosa vocación universal de Roma”. Desde su intronización el pasado 18 de mayo, León XIV condenó con firmeza los conflictos armados en distintos puntos del planeta.
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Ya en Letrán, el Papa pronunció una homilía en la que instó a ejercer el liderazgo con ternura y disponibilidad al sacrificio. La función de la catedral, dijo, es inspirar una atención que “permite no sólo socorrer, sino prever las necesidades, antes incluso de que se formulen”.
Construida hacia el año 320, la basílica está estrechamente ligada a la historia de la Iglesia y de Europa. En su interior se firmaron en 1929 los pactos entre la Santa Sede y el régimen fascista de Benito Mussolini. También fue testigo de cinco concilios entre los siglos XII y XVI, y del bautismo de Carlomagno en 774. Bonifacio VIII proclamó allí el primer jubileo en 1300.
Aunque los Papas abandonaron Letrán tras su retorno de Aviñón debido al deterioro del edificio, la basílica conserva un peso simbólico ineludible. Reconstruida varias veces tras incendios, terremotos y saqueos, alberga numerosas obras de arte y permanece como uno de los pilares espirituales del cristianismo.
El Papa León XIV se dirigirá posteriormente a Santa María la Mayor, donde yace su antecesor, Francisco, fallecido el 21 de abril.