Jamás he sido partidaria del “todo tiempo pasado mejor”. Considero que siempre hay que tener la mente y el corazón abiertos para lo nuevo. Sin embargo, cuando se trata de la mexican politik actual, no tengo más remedio que sentirme desconcertada, incómoda, pero sobre todo sumamente molesta. ¿La razón? La política nacional está convertida en un vulgar y asqueroso circo de tres pistas en el que un día sí y otro también nuestros carísimos próceres de la democracia se comportan como las peores de las verduleras.
(Ofrezco mis más sentidas disculpas y mi más amplio respeto a las verduleras)
¿No se supone que nuestra clase política es como una especie de aristocracia, un término cuyo significado en términos lisos y llanos refiere a un un sistema de gobierno, una clase social o un grupo de personas destacadas en un ámbito específico cuya influencia concentrada en un grupo selecto representa “lo mejor de lo mejor” de una sociedad?
Pues discúlpenme, pero cuando veo en acción a senadores como la panista María Lilly del Carmen Téllez García y al morenista Adán Augusto López Hernández en lo último que pienso es que estos sujetos representan a lo más elevado de nuestra sociedad.
¡Vaya cretinos!
Obviamente, ambos están instalados en la Cámara Alta por la vía del magnánimo dedazo (son plurinominales), porque en un mundo ideal nadie, pero absolutamente nadie, con tres dedos de frente y un par de gramos de materia gris les obsequiaría su voto. Y esa condición de pluris la sacan a pasear todos los días cuando suben a tribuna o cuando les prestan el micrófono. Sólo abren la boca para escupir vituperios, insultos, barbajanerías, vulgaridades y disparates. Son arrogantes e ignorantes, y sin el menor empacho o pudor le dejan saber a sus colegas y al país entero que lo son. Desconocen por completo aquello de que “en política la forma es fondo” y con ello enlodan su investidura y responsabilidad.
Ya todos conocemos el “estilo” de la senadora Téllez, de mucho ruido y pocas nueces. Así es como se ha hecho de un lugar en la política mexicana, aunque la realidad es que su aportación a la vida democrática de México es nula. Pero eso sí, a la menor provocación recurre a una verborrea incendiaria y despectiva para ridiculizar a sus adversarios políticos. Y eso fue justo lo que hizo este miércoles durante la sesión del Senado. Subió a tribuna para espetarle al exgobernador tabasqueño, extitular de Gobernación y excandidato presidencial sobre sus presuntos vínculos con delincuentes: “¿Con qué cárteles está usted asociado para haber dejado a Tabasco en ese nivel de violencia?, ¿no le da vergüenza?”, le cuestionó.
De inmediato, la respuesta de Adán Augusto no se hizo esperar: “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Aunque se disfrace de senadora nunca dejará de ser la empleada de una televisora”, afirmó López, quien también se refirió a la sonorense como “la gritona” y “la loca del pueblo”, con lo que reafirmó su condición de macho y misógino. Lamentable.
¿Y los medios de comunicación? Bien, ¡gracias! Aplaudiendo y celebrando este tipo de bochornosos espectáculos que les permiten ganar más rating, más likes y más followers. Al fin que estas porquerías son las que venden. ¿Apoco no?
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