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En México, miles de jóvenes madres compaginan la maternidad con su formación académica. De acuerdo con el INEGI, en el cuarto trimestre de 2023, el 6.7 por ciento de las mujeres entre 15 y 24 años eran madres y asistían a la escuela.

De ese grupo, el 32.8 por ciento contaba con estudios de nivel medio superior o superior, lo  que indica que muchas mujeres optan por continuar s  cuarto trimestre de 2023, el 6.7  u educación incluso después de haber tenido hijos. La cifra no es menor si se considera que el embarazo adolescente es un fenómeno presente en el país, y lo ha sido ya por décadas.

Según la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID), en 2023 había más de 5 millones de madres entre 15 y 29 años. Muchas de ellas ingresaron al nivel universitario  con una hija o hijo ya nacido, mientras que otras enfrentaron la noticia del embarazo durante la licenciatura.

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La vida de una madre universitaria se desarrolla entre horarios de clase, cuidado de infantes, tareas escolares y guarderías. Aunque algunas instituciones cuentan con políticas de apoyo, como horarios flexibles o instancias infantiles dentro del campus, no todas las estudiantes tienen acceso a estos beneficios.

Cadena de cuidado

Muchas dependen de sus madres, hermanas o familiares para cuidar a sus hijas e hijos  mientras asisten a clase o estudian para los exámenes. 

Un estudio realizado por investigadoras de diversas universidades, como la UAM y la Iberoamericana, publicado en 2021, documenta las narrativas de mujeres universitarias  que se convirtieron en madres durante la carrera.

En esos testimonios, las jóvenes mencionan la presión social, el estigma y la falta de empatía por parte de docentes y compañeros, así como los obstáculos logísticos: traslados largos, gastos dobles, falta de sueño y jornadas agotadoras.

La maternidad no interrumpe necesariamente los estudios, pero sí los transforma. De acuerdo con la misma investigación, algunos estudiantes han llegado a reprobar materias o extender su estancia escolar debido a los tiempos dedicados a la crianza. Aún así, muchas logran concluir su formación. El sentido de responsabilidad hacia sus hijos se vuelve una motivación para no abandonar.

CONTEXTOS DISTINTOS

El INEGI también señala que las madres jóvenes en educación superior tienden a emplearse de forma simultánea.

En el grupo de 20 a 29 años, el 39 por ciento de las mujeres madres trabajan, estudian, o ambas cosas a la vez. En contextos de bajos ingresos, la necesidad de generar ingresos obliga a buscar empleo aún en condiciones de precariedad.

Las universidades públicas han empezado a reconocer esta realidad. Algunas, como la UNAM, cuentan con programas de apoyo para la maternidad y paternidad responsable, además de servicios médicos y psicológicos.

Incluso, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales ha comenzado a construir un espacio dedicado enteramente a la lactancia.

Sin embargo, todavía no existe una política nacional integral que atienda las necesidades de madres universitarias en todo el país.

La historia de las madres estudiantes no es homogénea: algunas cuentan con pareja y redes de apoyo sólidas; otras enfrentan la crianza prácticamente solas. Pero todas tienen en común el reto de navegar por un sistema educativo que, en la mayoría de ocasiones, no fue pensado para ellas.

 

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