¿En dónde quedó el desafío personal?
El esfuerzo humano ha sido fundamental en la creación de la civilización. Ya que ha permitido a las personas adaptarse e innovar, y crear soluciones para los desafíos que han enfrentado.
En la época paleolítica iniciaron el desarrollo de las tribus que se dedicaban a la caza y la recolección de alimentos, después comenzó el desarrollo de la agricultura, continuaron con el descubrimiento de los metales, y comenzaron a construir herramientas, así desarrollaron la destreza para cacería, la creación de las viviendas, ropa con las pieles de animales y alimento.
Al pasar de los años hemos visto la creación y evolución de todo lo que existe a nuestro alrededor. ¿Pero ahora?, ¿que nos queda por hacer si todo lo tenemos ya resuelto y a la mano?
En la era moderna, hemos visto un cambio significativo en la forma que vivimos y trabajamos. La tecnología y la automatización han influenciado en muchos aspectos de nuestra vida, pero también han llevado a una disminución en la habilidad del esfuerzo humano en algunas áreas reemplazando los trabajos que antes requerían esfuerzo.
También hemos caído en la comodidad de que ahora con un solo click, podemos recibir absolutamente todo lo que queramos.
Ni hablar de la convivencia… ahora con las videollamadas tenemos el pretexto perfecto para cumplir con una felicitación a un ser querido o amigos y nos hemos perdido de los abrazos y del contacto físico.
En esta ocasión simplemente he recapitulado lo que ha sucedido con el paso del tiempo. Ahora bien ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar?
Hoy la falta de desafíos y objetivos significativos puede llevar a una falta de motivación y esfuerzo hasta llegar a la pérdida de habilidades y capacidades humanas.
La dependencia excesiva de la tecnología puede llevar a la pérdida de autonomía y capacidad para resolver problemas de manera independiente.
También surgió la falta de resiliencia y adaptabilidad, que al final nos lleva un impacto en la salud mental y física.
Te invito a intentar recuperar la habilidad del esfuerzo humano.
Aquí menciono algunos puntos que puedes establecer para no caer en lo fácil sin esfuerzo.
Establecer objetivos y desafíos significativos que puedas hacer físicamente y enfocar tu esfuerzo en las tareas del día. ¿Hace cuánto que no lavas tu auto a mano? Te apuesto que seguido lo llevas al lava autos y como ese ejemplo, te vendrán muchos más a la mente.
Practicar la perseverancia y la resiliencia puede ayudar a desarrollar la habilidad del esfuerzo humano. ¿Has cumplido alguna de las metas que te fijaste al inicio de año? Comienza poco a poco poniéndote metas semanales alcanzables y al final de la semana escribe en qué fallaste y cuáles son tus logros, te recomiendo que lo hagas a mano, considero que la mano y el papel unen el vínculo perfecto pasando por las emociones del corazón, así es que en el argot literario siempre tiramos la mano a que hable por el corazón.
Buscar actividades que requieran esfuerzo y desafíos también te puede ayudar. Intenta cambiar el gimnasio por una caminata en el bosque en contacto con la naturaleza, si te descalzas y frotas tus pies en el pasto bajas los niveles de radiación acumulada por la luz que reflejan los dispositivos, el contacto con la tierra es sanador.
Limitar la dependencia de la tecnología y buscar formas de resolver problemas de manera independiente puede ayudar a recuperar tu habilidad. ¿Hace cuánto que no haces tus cuentas mentalmente? La inmediatez nos lleva a la calculadora del dispositivo para solucionarlo. Para mantener la salud mental, el cerebro necesita ejercitarse y la manera de lograrlo es como lo hacíamos antes… recordando teléfonos, pendientes, direcciones, nombres, fechas importantes etc.
Lo ideal, es encontrar un equilibrio entre la tecnología y el esfuerzo humano para mantener una vida saludable y productiva.
No le dejemos a la tecnología un espacio tan amplio que en el futuro no quepamos en nuestras propias decisiones: Marcela
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