El sábado 29 de marzo entró en vigor la prohibición de venta de comida chatarra en todas las escuelas (públicas y privadas) del país como parte del programa Vida Saludable, Vive Feliz, una estrategia nacional que impulsa la presidenta Claudia Sheinbaum cuyo objetivo primordial es promover hábitos saludables en todos los planteles educativos para mejorar el bienestar y la salud de nuestros niños.
Hasta aquí todo iba muy bien…
Sin embargo, previo al periodo vacacional de Semana Santa, el titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el nayarita Mario Delgado Carrillo, sostuvo una reunión con el Consejo Mexicano de la Industria de Productos de Consumo A.C. (ConMéxico) de la cual se derivó un compromiso por parte de las empresas filiales de este consejo a donar básculas, elaborar materiales para promover la activación física y compartir información derivada de investigaciones científicas sobre alimentación y salud en los planteles escolares.
A ver, a ver, a ver, ¿me la pueden barajar más despacio, por favor? ¿Cómo está eso de que el llamado lobby chatarrero ahora va a ser parte de una estrategia encaminada a mejorar la salud y nutrición de los escolapios mexicanos?
De entrada, esto ya huele mal… muy mal. Y huele así porque, por principio de cuentas ConMéxico agrupa a empresas como Coca-Cola, PepsiCo, Nestlé, Kellogg’s, Unilever, Bimbo y un larguísimo etcétera, las cuales histórica y sistemáticamente se han erigido como las principales enemigas para que en México exista un etiquetado para los refrescos, botanas y golosinas. De hecho, este consejo es considerado el actor principal para bloquear las políticas de salud pública dirigidas a enfrentar la epidemia de sobrepeso, obesidad y diabetes que viven los niños y jóvenes de nuestro país.
Y aquí es donde vale mucho la pena poner bajo el microscopio las palabras y las acciones de Mario Delgado, porque no sólo exhiben una peligrosa bipolaridad, sino que también ocultan las verdaderas intenciones que pudieran tener tanto del titular de la SEP como las de las empresas aglutinadas en el ConMéxico. Y no, no es que seamos conspiranoicos y sospechosistas, pero nada bueno puede resultar cuando dos enemigos naturales (el Gobierno y los mercaderes de la chatarra) traban alianza.
Sí efectivamente, como lo asegura Delgado Carrillo, la intención es que no regresen los productos ultraprocesados a los planteles escolares, ¿por qué se sentaron en la mesa con los empresarios de ConMéxico? ¿Nada más para que éstos donen básculas y elaboren materiales para promover la activación física? ¿A cambio de qué? No sé ustedes, pero yo no me la creo.
Y a propósito de esta coyuntura: qué mal se vio el exsubsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, al criticar a Mario Delgado por incorporar al ConMéxico a la estrategia Vive Saludable, Vive Feliz, pues esta colaboración, según él, convertirá a los empresarios en partícipes de la toma de decisiones y afectarán a toda la comunidad educativa.
¿No te mordiste la lengua, Huguito?
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