Los mitos sobre la adquirir una casa sin dueño, siempre suelen ser encaminados a la ocupación del inmueble sin ser reclamado.
Muchas personas suelen pensar, que el solo hecho de habitar una propiedad sin recibir reclamos, les otorga el derecho a llamarla suya; sin embargo, hay muchos temas legales que desconocen, llevándolo así a desalojo o incluso juicios.
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Pero cabe resaltar que nadie puede apropiarse de una casa ajena, el simple hecho de ocupar una vivienda no le otorga a una persona derechos legales sobre ella.
La ley protege la propiedad privada y establece mecanismos específicos para su adquisición; sin embargo, existen casos donde una persona llega a hacerse de una casa sin ser el propietario original, lo que puede generar confusión sobre la legalidad de dicha adquisición.
Es fundamental distinguir entre la adquisición de buena fe y la de mala fe.
¿Qué es la adquisición de buena fe?
Adquirir un hogar de buena fe implica que la persona compradora o poseedora lo hace creyendo legítimamente que tiene derecho sobre el inmueble.
No existe intención de fraude o despojo, y se cuenta con documentos que, aunque puedan tener errores o irregularidades, aparentan legalidad.
Por ejemplo, una persona que compra una casa a alguien que aparenta ser el propietario y presenta escrituras, identificaciones y otros papeles podría estar actuando de buena fe.
Si más adelante se descubre que los documentos eran falsos o que la venta no es legítima, el comprador podría quedar protegido en ciertos escenarios, dependiendo de las circunstancias y del tiempo que haya pasado.
Foto: Especial
Requisitos para la adquisición de buena fe
Para que una adquisición de vivienda se considere de buena fe, deben cumplirse varias condiciones:
Posesión pública, pacífica y continua: La persona debe vivir en el inmueble de forma abierta, sin ocultarse y sin que nadie lo dispute legalmente durante un periodo de tiempo prolongado.
Ignorancia de vicios legales: El ocupante no debe saber que hay problemas con la propiedad, como una escritura falsa o un juicio pendiente.
Pago de impuestos y mantenimiento: Quien ocupa el inmueble debe comportarse como un verdadero propietario, pagando predial, agua, luz, y haciendo mejoras al lugar.
Si se cumplen estos criterios, el Código Civil contempla que, tras un periodo determinado (que varía según la entidad federativa), la persona pueda iniciar un proceso de prescripción positiva para adquirir legalmente la propiedad.
¿Qué pasa cuando se actúa de mala fe?
La mala fe aparece cuando una persona sabe que no tiene derecho sobre una propiedad, pero aún así la ocupa o la vende.
Esto ocurre, por ejemplo, cuando alguien invade una casa abandonada o vendida ilegalmente, o cuando se utilizan amenazas, engaños o violencia para despojar a los legítimos propietarios.
En estos casos, la ley no protege al ocupante y pueden enfrentarse a sanciones penales. Además, no se puede iniciar ningún proceso de prescripción, ya que este requiere actuar con buena fe.
De hecho, el propietario original puede demandar por despojo, un delito que puede derivar en multas o incluso prisión.
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La importancia de acreditar la propiedad
Tanto para proteger tu patrimonio como para evitar ser víctima de fraude, es fundamental contar con los documentos correctos.
Las escrituras inscritas en el Registro Público de la Propiedad, el pago de impuestos al día y los contratos firmados ante notario son clave para probar la legítima posesión.
Además, antes de comprar una casa, conviene investigar su situación legal, solicitar un certificado de libertad de gravamen y consultar si existen juicios o embargos es un paso esencial que puede evitar muchos problemas.
Adquirir una vivienda es una de las decisiones más importantes en la vida de una persona, hacerlo de forma legal y legítima garantiza seguridad jurídica y protege tanto al comprador como a los verdaderos propietarios.
Aunque existen mecanismos como la prescripción positiva que permiten regularizar ciertas situaciones, estos solo aplican cuando hay buena fe, usurpar una casa, ocuparla sin permiso o falsificar documentos nunca otorga derechos legales.
Recuerda, ocupar no equivale a ser dueño. La ley respeta la propiedad privada y castiga a quienes intentan aprovecharse de vacíos legales o situaciones irregulares.
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Informarse, actuar con honestidad y seguir los cauces legales es la única manera de adquirir un casa con total seguridad.