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Tener dónde vivir no debería ser uno de los retos más grandes para las personas porque sobre ella se recargan otros derechos elementales. La vivienda ayuda a garantizar derechos como la educación y la salud.

Las personas en situación de calle no es que carezcan de estos derechos, pero sus condiciones hacen más difícil que los derechos sean constantes y tangibles.

Uno de los grandes problemas para las generaciones jóvenes, no solo en México sino a nivel mundial, es el tema de la vivienda. La problemática puede hacerse tan grande y global como se quiera: comparar nuestra dinámica con países como España o Italia donde ya se gestionan regulaciones para contener los precios.

Pero la problemática también puede verse en situaciones mucho más cercanas y dolorosas como el conflicto en Chalco, Estado de México, donde una disputa por un supuesto despojo terminó en la muerte de dos personas.

En México se necesitan al menos 8.1 millones de viviendas para que todas las familias que lo necesitan tengan un sitio. Por eso es importante casi cualquier medida que tome el Estado para paliar el déficit.

Por eso me llamó la atención el plan de hace unos días donde el Infonavit anunció un plan de recuperación de viviendas abandonadas.

El plan es rehabilitarlas, rentarlas y después plantear la opción para que puedan comprarse. Las personas objetivo de este programa son derechohabientes con bajos recursos.

Según las últimas cifras del Inegi, hay 6.1 millones de viviendas abandonadas. Las razones son distintas, pero buena parte de estas tienen que ver con lo poco conectada que puede estar una zona o bien la falta de servicios básicos u oportunidades de trabajo.

Creo que de arranque el plan de garantizar una vivienda para todas las personas no está mal. Una de las consignas más grandes de los grupos que pelean el derecho a la vivienda es que no debe haber personas sin casa y no debería haber casas vacías.

Sin embargo, habrá que escuchar a los expertos que advierten que la rehabilitación de las viviendas abandonadas del Infonavit no necesariamente es la mejor solución.

En sexenios pasados, la dinámica de la construcción de la vivienda, esa que ahora está en el abandono, tenía que ver más con una dinámica de especulación.

Terrenos y construcciones baratas, vendidas a precios altos, en lugares donde los servicios básicos como transporte, drenaje y seguridad terminaron siendo un reto por encima de las capacidades de las autoridades.

Los defectos de las viviendas no se han resuelto. Los complejos de casas pequeñas, idénticas y sin una ubicación útil siguen en el mismo sitio y rehabilitar las estructuras de los edificios no va a hacer más habitable la zona.

Y aquí la duda genuina: ¿si ya se habían denunciado todos los defectos de esas viviendas, por qué queremos usarlas de nuevo?

La intención del gobierno debe ser tratar el problema de raíz para que las soluciones trasciendan un sexenio y haya efectivamente una política de Estado que sirva.

La vivienda como derecho humano es uno de los conceptos menos entendidos porque siempre se ve como una mercancía, no una de las necesidades elementales de una persona para vivir.

 

     @Micmoya

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