Tres semanas atrás, 238 migrantes venezolanos fueron trasladados en avión desde Texas hasta el Centro de Confinamiento contra el Terrorismo (CECOT), la megacárcel salvadoreña. La medida ejecutada por la administración de Donald Trump, bajo la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, buscó acelerar la deportación de presuntos miembros de la pandilla Tren de Aragua; sin embargo, un informe de 60 Minutes revela que 75% de los deportados no tiene antecedentes penales en Estados Unidos o sus países de origen.
Sólo alrededor del 22% cuenta con historial, en su mayoría por delitos no violentos como robo o allanamiento. Apenas una docena enfrentaría cargos graves como asesinato o secuestro y en el 3% restante, la información es incierta.
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Uno de los casos más inquietantes es el de Andry Hernández Romero, un joven estilista venezolano que buscaba asilo tras sufrir ataques. Había superado una entrevista de ‘miedo creíble’ —término legal que se refiere a la posibilidad de que un no ciudadano sea perseguido o torturado si regresa a su país de origen—, lo que en teoría le daba una base sólida para solicitarlo.
Irregularidades con migrantes
No obstante, desapareció antes de una audiencia judicial y más tarde lo identificaron en imágenes desde CECOT, rapado y golpeado, tras marcarlo como pandillero por portar tatuajes de coronas, que —según su abogada— representan a sus padres como rey y reina.
El Departamento de Seguridad Nacional justificó las deportaciones con el argumento de que muchos de los hombres, aunque sin historial penal, eran en realidad “terroristas y violadores de derechos humanos”. El zar fronterizo, Tom Homan, aseguró que todos fueron rigurosamente investigados, aunque no se han presentado pruebas documentales consistentes.
A pesar de las acusaciones, expertos en crimen organizado subrayan que el Tren de Aragua no utiliza simbología corporal sistemática, a diferencia de la MS-13. Varios migrantes fueron vinculados a pandillas únicamente por publicaciones antiguas en redes sociales o tatuajes ambiguos, como en el caso de Jerce Reyes Barrios, aficionado al Real Madrid.
A closer look at the hell-hole Trump is sending immigrants to.
CECOT—El Salvador’s infamous mega-prison built for mass incarceration. The U.S. is snatching immigrants and sending them there—no trial, no proof, just suspected gang ties.
Something needs to be done about this… pic.twitter.com/6dska7Lla0
— Christopher Webb (@cwebbonline) March 30, 2025
Trump vincula a deportado por error con MS-13
Donald Trump insinuó que Kilmar Armando Ábrego García, el migrante salvadoreño deportado por error a una prisión en El Salvador, pertenece a la pandilla MS-13.
La declaración se produjo horas antes de que venciera el plazo para su repatriación, ordenada por la jueza federal Paula Xinis, quien determinó que su expulsión carecía de fundamento legal.
La juzgadora criticó que las autoridades se basaron en pruebas insignificantes, como su gorra de los Chicago Bulls y un testimonio no corroborado, para vincularlo con el grupo criminal; además, rechazó la solicitud del gobierno de Trump de suspender la repatriación mientras se resuelve una apelación.
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El hombre vivía en Estados Unidos bajo estatus legal protegido hasta que lo trasladaron a El Salvador junto con cientos de presuntos pandilleros el 15 de marzo.
En 2019, durante el primer mandato de Trump, lo señalaron como delincuente, pero no lo condenaron por ningún delito y un juez prohibió su deportación porque corre peligro en su país de origen. Está casado con una estadounidense.
El Departamento de Justicia reconoció que Abrego fue deportado por un “error administrativo”.