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A pesar de las amenazas perentorias del Gobierno del presidente Trump de que aplicaría todo el rigor del poder de la Casa Blanca contra México si no mostraba en los dos últimos meses decisión para destruir la infraestructura física, criminal y política de los cárteles del narcotráfico, el plazo se cumple sin que Palacio Nacional haya avanzado más allá de lo que ya venía desarrollando de manera muy lenta.

No debe olvidarse que el presidente Trump hizo declaraciones oficiales que forman parte de la memoria histórica del Gobierno de Estados Unidos acusando a México de ser un narcoestado y de que el crimen organizado gozaba de la protección gubernamental. Las palabras están en la documentación oficial de Washington.

Además de los asuntos de la coyuntura que son a veces más mediáticos que reales, el verdadero fondo del conflicto arancelario se localiza en el hecho de que Trump está regresando a la centralidad geopolítica de Washington y está retrotrayendo lo que soltó desde 1988 con el consenso de Washington y la globalización del comercio exterior.

Palacio Nacional captó muy bien el centro del proyecto de Trump, pero la capacidad de respuesta operativa está siendo menor a las posibilidades. Frente a decisiones arancelarias comerciales y de seguridad, México ha enarbolado un discurso nacionalista válido y necesario, pero sin estar asociado a ninguna estrategia de reorganización productiva de corto plazo para evitar que el encarecimiento de las exportaciones mexicanas impacté en un PIB abajo de 0%.

Trump es un problema para la administración de la presidenta Sheinbaum y no para el expresidente López Obrador, lo cual está exigiendo al Gobierno mexicano actual una redefinición del proyecto de desarrollo en términos del agotamiento del tratado comercial y una estrategia integral para redefinir el modelo de desarrollo.

No pueden seguir defendiendo la integración comercial con un discurso de nacionalismo ideológico.

 

Zona Zero

La exigencia de Trump fue muy clara: destruir la infraestructura física, criminal y política del crimen organizado en México y sobre todo de seis cárteles del narcotráfico que ya fueron caracterizados de manera oficial por Washington como narcoterroristas. La Casa Blanca podría tomar en breve decisiones dentro de su territorio contra sucursales de cárteles mexicanos, pero con una afectación gravísima a la estabilidad nacional de México.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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@carlosramirezh

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