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En los últimos años, hay una pelea activa por la posibilidad de la transparencia. Por la posibilidad de que el gobierno ejerza el gasto público de manera transparente y que haya una posibilidad de trazar el inicio y el fin de los recursos.

La pelea es constante entre un impulso gubernamental de no ofrecer explicaciones y los contratos disponibles todo el tiempo —algunos de la Secretaría de la Defensa, por ejemplo— y la contraparte en la oposición que a veces parece que no defiende con la pasión suficiente el tema.

Pero hemos llegado a un punto en el que la pregunta está en si lo que necesitamos es solo información o una intención específica para obtenerla.

La duda genuina es: ¿Sólo necesitamos saber? o ¿deberíamos tener un objetivo en particular para esa información?

En esta semana, se aprobó en la Comisión de Transparencia y Anticorrupción de la Cámara de Diputados una iniciativa con la que se modifica la ley de Obras Públicas y, como parte de las reformas, desaparece el sistema de Compranet y se sustituye con la Plataforma Digital de Contrataciones Públicas.

El anuncio de la desaparición de Compranet ha prendido algunos focos de alarma, aunque aún está la promesa de que habrá una plataforma que lo sustituya. La pregunta es qué deberíamos hacer con la información que se tiene.

Hasta ahora, son pocas las veces que se anuncian procesos de revisión de contrataciones iniciados desde el gobierno a partir de la información que se hace pública.

Las investigaciones más bien las detonan particulares, empresas inconformes o medios de comunicación y si bien no hay una queja con ello, me pregunto si solo corresponde a terceros vigilar el gasto del presupuesto.

Un ejemplo de lo que se encuentra en Compranet es la constante de ciertas empresas con personajes como socios y representantes legales. Eso no es necesariamente un indicador de delitos, pero al menos nos da un panorama de los perfiles de las empresas.

En el IMSS es frecuente encontrar empresas que con pocos meses de creación logran una estabilidad y la firma de varios contratos millonarios.

Compranet da la posibilidad de conocer y rastrear los contratos como en el caso de la empresa Glesant que obtuvo 38 contratos en 2024 después de ser creada en marzo de ese mismo año. O la empresa Meta Suministros Médicos, también creada en marzo de 2024 y que logró 52 contratos en el IMSS y 5 más en la Sedena.

Los gobiernos, idealmente, están sujetos a la rendición de cuentas y la tecnología ha facilitado que se compartan datos de los contratos, los procesos y el ejercicio del gasto público sea abierto y pueda darse un seguimiento en tiempo real. El siguiente paso es tener claro qué queremos hacer con esa información.

En el camino, la misión debería ser que la información siga siendo clara, accesible y comparable con otras bases de datos, porque si la intención del gobierno es que haya transparencia ésta deberá ser útil para no perder lo poco que se ha ganado.

 

      @Micmoya

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