Es muy bonito ver cómo el crimen organizado, que como sabemos es pueblo, y más propiamente pueblo organizado, empieza a mimetizarse con nuestro movimiento y todo lo que lo rodea, apoya o complementa. O, tal vez, siempre ha estado mimetizado y ahora podemos decirlo.
El otro día, el Doctor Patán estaba tomándole la temperatura a Twitter, o sea X, dejó el iPad a un lado por un momento para servirse otro café y empezó a escuchar lo que le parecía ser la voz del compañero Noroña, que se refería nuevamente a Teuchitlán y el complot organizado en torno a esa historia para desacreditar a nuestro movimiento, con el Exquinto Presidente Más Popular del Mundo a la cabeza de las víctimas. Bueno, pues no era el compañero Noroña. Era, o así lo aseguraban sus protagonistas, el Cártel Jalisco Nueva Generación, en el video sobre el rancho Izaguirre que todos vimos, leyendo un desplegado, manifiesto o cartilla moral.
Este ejemplo es el último, y ni mucho menos el primero o el único. Vas por, digamos, avenida Chapultepec, o una callecita de Tecpan de Galeana, o el centro de Jiquilpan, te topas con un puesto callejero que dice: “Tacos de sesina, zuadero y tripa. Cinco pe$o$” y, ¿a qué te remite? Sí: a los libros de texto de la Nueva Escuela. Los del compañero Marx, que se ha hecho uno con el pueblo, igual que los libros que ha comandado.
Del mismo modo, es difícil diferenciar, a simple vista, una foto de fiesta de fin de año de nuestra bancada en San Lázaro, con barra libre de mariscos en Los Buchones Locos, de una fiesta de 15 años tipo “Cirque du Soleil presenta La Mayiza” de esas que organiza nuestro bodocón (invita a la próxima, canijo), de una imagen de los tiroteos en el mercado de San Cristóbal de las Casas, de un partido de fútbol llanero interrumpido por el cártel X, de una asamblea popular en el Zócalo, y del exgabinete de mi Cuau.
Lo que les quiero decir, en otras palabras, es que por fin nos hemos encontrado todos en el camino. Que somos indistinguibles, lo sabemos y lo celebramos. Que ya no nos pertenecemos. Bueno, casi no nos pertenecemos. Aquí su Doctor confiesa que todavía está en proceso de asimilarse por completo a las multitudes jubilosas que se han hecho dueñas de su destino. Estoy en ello, pero entiendan que me faltaron elementos de la infancia para lograrlo, como las fiestas familiares con disparos de 9 mm al aire o nutrirme con Leche Betty.
Pero llegaré, se los aseguro. Podré decir con una sonrisa, para citar a los clásicos, que “tú yo somos uno mismo”.
@juliopatan09