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Lo que inició como un negocio familiar que se recomendaba de boca en boca, se ha expandido a un taller en la colonia Ajusco Coyoacán, al sur de la capital, donde se fabrican sillas activas para pacientes sin movilidad que practican alguna disciplina, hasta aquellas adaptadas para automóviles.

Tras un accidente de su padre, hace 26 años, que era soldador y con los conocimientos adquiridos, Alejandro Ramírez inició en el oficio de fabricación de sillas de ruedas activas, que a diferencia de las convencionales, ofrecen mayor dinamismo a los usuarios.

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“El taller lo inició mi papá. Cuando yo tenía 7 años tuvo un accidente de trabajo y quedó parapléjico. En su rehabilitación conoció gente que utilizaba silla de ruedas activas, deportistas. Él era soldador de estructuras y se dio cuenta que podía elaborar su propia silla”, compartió en entrevista con 24 HORAS.

Refirió una gratificación personal en la elaboración de estas herramientas, ya que detrás de cada fabricación, hay una historia.

Destacó que a diferencia de otras sillas, las que él elabora están adaptadas de acuerdo a la lesión de cada paciente. “Tenemos que… entender sus necesidades”, dijo.

Inicio de la ayuda

Alejandro comentó que su oficio como fabricante de sillas activas lo ha llevado a conocer pacientes como Valentín, quien a los 12 años perdió la movilidad de sus piernas a causa de una bala perdida y hoy, con 23 años, inició una asociación para apoyar a otras personas con discapacidad.

“Mi vida cambió porque con esta silla me volví más autónomo. Ya no requería tanto apoyo de mis familiares, que me apoyaban a moverme de un lugar a otro. Empecé a realizar mis actividades solo”, indicó el joven.

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Las sillas especializadas devolvieron no solo la movilidad a Valentín, sino su capacidad de practicar deportes, como basquetbol.

“Las personas debemos de tener una herramienta, en este caso, una silla de ruedas acorde a lo que necesitamos y lo que vamos a realizar. En mi caso, la silla debe ser acorde a mis características para tener un desarrollo según a mi actividad”, resaltó.

Tras iniciar como un pequeño negocio familiar, Alejandro encontró en las redes sociales un nuevo aliado para difundir sus modelos, piezas y trabajos que han atraído a pacientes de diferentes estados.

Respecto al tiempo de fabricación, comentó que desde que van los clientes, hasta que tienen su silla, transcurre un tiempo aproximado de tres semanas; mientras que los costos varían de acuerdo al diseño; sin embargo, indicó que rondan los 15 mil pesos.

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