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La emoción e ilusión que genera los juguetes en las manos de su dueño no son exclusivas de un niño. Así lo corrobora el señor Enrique Cervantes, quien desde hace más de 50 años ha visto las sonrisas en sus clientes con la reparación de muñecas de forma artesanal.

Equipado con pintura, aerógrafo, cabello, pegamento, pinceles y hasta una prensa, restaura los tesoros tanto de los más pequeños como de adultos en su taller, el cual fue nombrado por él mismo como el Hospital de Muñecas, ubicado en el Mercado Lázaro Cárdenas, en la alcaldía Benito Juárez.

Foto: Gabriela Esquivel | Reparación de juguetes

“Lo que más me gusta es darles una sonrisa, tanto a las niñas como a las señoras, como a las viejitas. Es un oficio muy noble, pero necesita gustarte, es un trabajo de paciencia y detallado.

A mí me hace muy feliz que la gente reconozca tu trabajo, que lo valore con alta estima”, mencionó en entrevista con 24 HORAS.

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En un pequeño local, don Enrique se dedica a darle una nueva vida a muñecas antiguas de porcelana, vinilo, plástico, pasta y de trapo.

Años reparando ilusiones

Foto: Gabriel Esquivel | Medio siglo con el Hospital de Muñecas

Compartió que su gusto por la reparación surgió desde pequeño, con solo 14 años, cuando trabajaba en un taller en el que las clientas acudían a reparar sus Niños Dios para el día de la Candelaria.

“Primero con imágenes me dediqué a pintar, a decorar y de ahí inicié mi carrera con esto de las muñecas. Mi patrón puso un local que se llamaba hospital de niños Dios, pero después nos empezaron a llegar muñecas y las pintábamos”, explicó.

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Esta labor podría parecer poco común, pero mucha gente acude con Don Fernando para pedirle que reparen sus juguetes, de hecho, mencionó que en un día recibe entre 15 y 20 muñecas, pero la labor comienzan entre 40 y 60 días después debido a la gran cantidad de trabajos en fila, “entrego una o dos y me traen 20”.

Destacó que en ocasiones arregla una muñeca al día, pero no es tan fácil como se ve, ya que actualmente no cuenta con la facilidad de conseguir refacciones, por lo que prácticamente “es un trabajo artesanal, requiere tiempo”.

Más allá del cambio generacional que se inclina por lo electrónico sobre los juguetes, don Enrique señala que el oficio se va perdiendo por la entrada del mercado chino, ya que hoy en día las muñecas “son de úsame y tírame”, cuando anteriormente eran de plástico de buena calidad y tienían mayor durabilidad.

“Este negocio se está perdiendo. Ya no tenemos las fábricas de muñecas que teníamos antes. Llegó el juguete chino. Ya no tenemos refacciones y no a toda la gente le gusta trabajar artesanalmente”, dijo.

 

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