La inteligencia artificial se ha convertido en un nuevo campo de batalla. Hasta ahora, la narrativa dominante era clara: sólo las grandes tecnológicas con inversiones multimillonarias podían competir en este sector. Pero la irrupción de DeepSeek, una startup china que con apenas 5.6 millones de dólares ha desarrollado un modelo de IA competitivo, ha puesto en jaque esta tendencia, marcando el primer saque chino frente a Trump 2.0.
NVIDIA perdió 600,000 millones de dólares en valor de mercado, arrastrando con ella a todo el sector tecnológico y provocando una pérdida de aproximadamente 1.2 billones de dólares en un sólo día. Pero ¿por qué una pequeña empresa china ha sido capaz de desatar semejante caos en los mercados? La respuesta es sencilla: porque ha demostrado que la hegemonía de Estados Unidos no es invulnerable y que la estrategia de contención contra China parece no estar funcionando.
Desde que la IA generativa se convirtió en la nueva fiebre del oro, las grandes empresas han invertido sumas exorbitantes en el desarrollo de modelos avanzados. OpenAI, por ejemplo, gastó más de 100 millones de dólares en entrenar GPT-4, mientras que DeepMind, Meta y Microsoft han destinado miles de millones a la misma causa.
Sin embargo, DeepSeek ha roto el paradigma: logró entrenar un modelo de alto nivel con un presupuesto ridículo en comparación con sus competidores. Y lo más importante: lo hizo sin necesidad de los chips más avanzados de NVIDIA, sino con versiones limitadas impuestas por las restricciones de exportación de Estados Unidos.
Esto significa dos cosas. Primero, que la ventaja competitiva de NVIDIA podría estar en riesgo, ya que el mercado ya no necesitaría comprar sus GPU premium. Segundo, que la estrategia de Washington para frenar el avance tecnológico de China ha sido, en el mejor de los casos, ineficaz y, en el peor, contraproducente.
Durante años, Washington ha intentado contener el desarrollo tecnológico de China, restringiendo la venta de chips avanzados y limitando la capacidad de sus empresas –como Huawei– para acceder a tecnologías clave; pero lo que ha demostrado DeepSeek es que la innovación no es patrimonio exclusivo de Silicon Valley. Si con apenas 5.6 millones de dólares una empresa china ha logrado poner en jaque a los gigantes de la IA, ¿qué pasará cuando Beijing decida invertir miles de millones en el sector?
El lunes, Wall Street reaccionó con pánico ante la posibilidad de que la IA deje de ser un monopolio estadounidense. Y no es para menos: lo ocurrido marca un punto de inflexión, donde el modelo chino ya ha tomado la delantera, tan sólo a poco días de que Trump anunciara inversiones por 500,000 millones de dólares para construir infraestructura de IA en el país.
Frente a tales circunstancias, el impacto de DeepSeek trasciende el mundo financiero. La aparente democratización de la IA generativa podría cambiar las reglas del juego en la innovación tecnológica, empoderando a nuevos actores y descentralizando el desarrollo de modelos avanzados. Pero también plantea interrogantes, pues ¿será esta reducción de costos suficiente para garantizar la misma calidad y seguridad en el desarrollo?
Consultor y profesor universitario
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