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Esta semana se cierran los plazos en el INE para recibir la documentación para las organizaciones que quieren convertirse en un partido nuevo y que de lograr los requisitos, podrían tener posibilidades de participar en el proceso de 2027.

Al menos tres organizaciones que solicitaron su registro tienen una ideología abiertamente de ultraderecha. La tendencia no es nueva, pero lo preocupante quizá sea la participación de antiguos militantes que dejaron las filas de partidos como el PRI y el PAN por no sentirse identificados con las nuevas dirigencias.

Según las notificaciones de intención recibidas por el INE hasta el 24 de enero, hay 33 organizaciones que tienen intención de cumplir con las asambleas distritales o estatales para conformarse como un partido político.

En la lista aparecen los nombres de organizaciones que simpatizan con los movimientos de ultraderecha como los del presidente de EU, Donald Trump, el salvadoreño Nayib Bukele o el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro.

México Republicano es una de las asociaciones que está en vías de buscar su registro.

Esta organización está dirigida por Juan Iván Peña Neder y abiertamente identificada con la corriente de Donald Trump.

Otra de las organizaciones en cuya agenda están acciones en contra del aborto, de las adopciones por personas del mismo sexo y también la prohibición de la eutanasia es Movimiento Viva México. La organización está liderada por Eduardo Verástegui, quien ha hecho declaraciones abiertamente derechistas.

El surgimiento de esos registros con la participación en ocasiones de perfiles panistas que están retirados de la vida de ese partido desde la entrada a la dirigencia de Marko Cortés o de algunos cuadros del PRI que no ven alternativa en la dirigencia de Alito Moreno, debería preocuparnos porque en otros procesos latinoamericanos la llegada de los partidos de ultraderecha ha logrado conectar con algunas de las peticiones más acendradas en algunos sectores de la población.

La situación con la ultraderecha es que su intención es la de atentar abiertamente contra las libertades de grupos minoritarios como las mujeres, los migrantes o la comunidad LGBTQ.

En el proceso para conformarse como partido se requieren al menos 200 asambleas distritales con una asistencia mínima de 300 personas. Es decir, que habrá una concentración y dispersión del mensaje de ultraderecha constante a lo largo de un año a partir de ahora.

Según los estudios hechos por la consultora Integralia, pocas de estas organizaciones sobreviven y logran mantener su registro en más de un proceso electoral. Por ejemplo, hasta 2020 solo cinco partidos de 28 que habían tenido registro entre 1990 y 2014, siguen vigentes.

Y aquí viene la duda genuina: ¿debemos reclamar a la ausencia de oposición sólida y con un discurso articulado el crecimiento de estos movimientos?.

Sin importar el responsable, a nosotros como sociedad nos toca cuidar los discursos que adoptamos.

 

     @Micmoya

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