Momentos antes de que se permitiese el acceso al Coloso de Reforma, entre la mercancía no oficial y aquellos que gritan enjundiosos si sobran o faltan boletos para el ingreso al evento, sonaba ya, en una bocina escondida entre la noche, a rodar, a rodar, a rodar mi vida, en esa voz inconfundible de Fito Páez, otrora leyenda del rock latinoamericano.
Este ya se anticipaba al encuentro con sus adeptos, incluso desde las primeras horas de la tarde, cuando comunicó emocionado que “sería una noche especialísima” en el Auditorio Nacional, en México DF, como osa decirle aún a la renombrada capital del país.
Una vez dentro del recinto, apenas días después de entregarse ante más de 80 mil almas en la plancha del Zócalo de la Ciudad de México, el músico rosarino ha vuelto a ser un tipo brillante sobre el mic en la primera de sus dos fechas en la capital mexicana.
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Aunque (in)formalmente la gira, que homenajea a uno de sus álbumes más memorables, El Amor Después del Amor, había finalizado en diciembre de 2023 con un par de presentaciones en La Plata, Páez hubo de ofrecer estos dos conciertos y ‘pagar su deuda’ con los mexicanos tras la cancelación de los mismos en 2024.
Himnos, más que canciones, en este ‘Circo Beat’
Para iniciar la noche, pasadas las 21:00 horas, mientras sonaba el teclado, ingresaban los músicos que le acompañan y su voz crecía tras bambalinas, Fito Páez se apareció en el escenario para cantar “El amor después del amor”, acaso para honrar uno de sus discos más significativos y para iniciar con la velada de la mejor manera posible: haciendo cantar a la gente.
Apenas luego, teniendo de fondo esa escenografía neón que imprimió un halo especial al concierto, sonó “La Verónica”, con Páez al centro, dueño total del momento, y sus músicos alrededor sumando a sus melodías.
Fue pronto en el transcurrir de la noche cuando, tras contar que venía de un planeta llamado Tierra, donde conoció a un tipo talentosísimo y de tirantes, que dedicó “Pétalo de sal” a Luis Alberto Spinetta, ‘El Flaco’, uno de los cantautores más representativos de Argentina y del resto del mundo.
Sonaron también “Tráfico de Katmandú”, “Un vestido y un amor (Te Vi)”, “Tumbas de la Gloria”, “Creo” y “El muro de los lamentos”, que sirvió para aderezar un discurso breve sobre cómo los sonidos y la música trascienden a sus lugares de origen, sobre todo en América Latina.
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Como si algo se anticipara, desde que sonó estridente “Brillantes sobre el mic”, algo eclipsó la noche, todo vino cuesta arriba. Acaso por ello luego pudieron escucharse “A rodar mi vida”, “11 y 6”, así como el ‘quilombo’ de “El circo beat”.
Finalmente, dejando claro que lo mejor vendría para el final, pudo apreciarse un silencio absoluto durante “A lado del camino”, la profundidad y simbolismo de “Cadáver exquisito”, y esa oda a la gratitud que es “Dar es dar”.
Mención aparte, porque el momento apoteósico lo amerita, ese final reconfortante para dar alegría al corazón, que no sólo permitió unificar sensaciones y momentos, terminar de unir a Fito y compañía con su público, sino también para volver a dejar claro que México ocupa un lugar especial en su corazón.
#ElAmorDespuésDelAmor | Para poner fin al apoteósico encuentro, tras cantar “Dale alegría a mi corazón”, el púbico mexicano dejó claro que el amor que sienten por Fito Páez es mutuo y que por ello son capaces de corear sus canciones los minutos que haga falta… pic.twitter.com/CCZ8BRYx29
— @diario24horas (@diario24horas) January 22, 2025
leo
