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Eduardo López Betancourt
elb@unam.mx

La toma de posesión de Donald Trump ha generado gran revuelta y preocupación en México y el mundo. Su estilo directo y contundente ha sido descrito como prepotente y tiránico. Durante su discurso, señaló que Estados Unidos es el país más poderoso e impondrá sus reglas en todo el globo terráqueo.

En cuanto a México, Trump anunció que enviará tropas a la frontera para combatir el paso de migrantes y, los carteles serán considerados organizaciones terroristas, a quienes Estados Unidos persigue sin límite; esto implica que, las fuerzas armadas norteamericanas podrán ingresar sin ningún tipo de restricción, para detener e inclusive matar a los terroristas. Nótese, la soberanía nacional se verá afectada e implicará un conflicto sin precedentes, del cual ignoramos las patéticas consecuencias.

Adicionalmente, Trump recibió el aplauso y reconocimiento de personajes relevantes de la Unión Americana. También asistió,el hombre más rico de México, el Ing. Carlos Slim Helú, quien, a final de cuentas, como decimos vulgarmente, “él va a todas”. Si hay que construir el Tren Maya, él lo hace; si hay que hacer una carretera, se le concede el privilegio; si hay un acto político, aparece de inmediato y ahora, al asistir a la toma de protesta, es evidente su simpatía hacia el nuevo gobernante.

Son muchos los aspectos que habrán de comentarse, sobre los planteamientos formulados por Trump, mismos de los que deberán conocerse los efectos que tendrán, en naciones con quienes mantienen una relación económica esencial y fundamental, como nosotros.

Debemos tener presente el tema de las remesas, los envíos que hacen nuestros paisanos, muchos indocumentados, a quienes Trump ha decidido expulsar a la brevedad, que son una fuente principal de ingresos para México. Sin duda Trump está decidido a imponerse a como dé lugar.

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