El gobierno estadounidense anunció este martes la prohibición de venta de vehículos conectados en Estados Unidos que integren tecnología china o rusa; tanto componentes como software, por considerarlos un riesgo para la seguridad nacional.
El Departamento de Comercio lanzó a fin de septiembre una investigación pública sobre este asunto, que acaba de concluir con la publicación de nuevas reglas que apuntan a “proteger la cadena de suministro de vehículos conectados de amenazas externas”.
La prohibición será progresiva, afirma EU
La prohibición será progresiva y comenzará en 2027 para el software y en 2029 para los equipamientos, precisó el departamento.
Actualmente, ningún auto conectado chino se vende en Estados Unidos, pero BYD vende autobuses en California que no estarán incluidos dentro de la prohibición.
Algunos fabricantes occidentales como Volvo, un grupo sueco controlado por la china Geely, así como Polestar, Buick (de GM) y Lincoln (filial de Ford), venden vehículos de origen chino en el mercado estadounidense.
Tesla produce en China vehículos eléctricos destinados a exportación.
Nuevas reglas impuestas
“Los autos no son más simplemente acero sobre ruedas, son computadoras. Tienen cámaras, micrófonos, dispositivos GPS y otras tecnologías conectadas a internet”, justificó la secretaria de Comercio saliente, Gina Raimondo.
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“Con esta decisión, el Departamento de Comercio establece las reglas necesarias para proteger la vida privada de los estadounidenses y la seguridad nacional; al mantener lejos a nuestros adversarios y su capacidad de manipular estas tecnologías para acceder a informaciones sensibles”, añadió.
Según el Departamento de Comercio de EU, las nuevas reglas imponen a los fabricantes de autos no recurrir a ningún equipo o software de proveedores “que tengan un vínculo suficiente con China o Rusia”.
“Reglas específicas serán precisadas en el futuro cercano” para estos vehículos, destacó el comunicado.
El alcance de la medida llega hasta los vehículos particulares. El Departamento de Comercio estima que la cadena de suministro para buses y camiones es más compleja.