La Corte Suprema de Estados Unidos rechazó el recurso presentado por el presidente electo Donald Trump para bloquear la sentencia que le impondrá un juez de Nueva York en el caso del pago a la exactriz de cine para adultos Stormy Daniels. La decisión, adoptada por cinco votos contra cuatro, confirma la agenda judicial del juez Juan Merchan.
Trump, declarado culpable en mayo por un jurado popular de 34 cargos de falsificación contable, habría utilizado dichos registros para ocultar un pago destinado a silenciar una presunta relación extramatrimonial, que el magnate niega rotundamente. El incidente ocurrió en 2016, poco antes de las elecciones presidenciales que lo llevaron al poder.
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Con 78 años y a pocos días de asumir nuevamente la presidencia, el magnate intentó bloquear el fallo mediante un recurso de urgencia, con el argumento de que la sentencia causaría “daño a la institución de la presidencia y las operaciones del gobierno federal”. Sin embargo, tanto el Tribunal de Apelaciones del estado de Nueva York como la jueza Jenny Rivera rechazaron sus peticiones.
El fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, pidió a la Corte Suprema desestimar el recurso, argumentando que acusaron, juzgaron y condenaron a Trump como ciudadano privado por una conducta que el propio exmandatario admite como ‘no oficial’.. Bragg también subrayó que el Tribunal Supremo carece de jurisdicción sobre procesos penales estatales en curso.
Primer mandatario condenado
El caso adquiere un carácter histórico al convertir al republicano en el primer mandatario electo de EU en ser condenado penalmente. Pese a ello, la sentencia no contemplará pena de cárcel, según adelantó el juez Merchan, quien planea otorgar un “descargo incondicional”. Esta figura legal, inusual en casos de alto perfil, permite cerrar el proceso sin imponer multa, libertad condicional o reclusión.
En Truth Social, Trump calificó la situación como una “cacería de brujas” y criticó al juez Merchan, de origen colombiano, a quien señaló como “corrupto”. Al mismo tiempo, expresó gratitud hacia los magistrados del Supremo por su “tiempo y esfuerzo” para, según él, “remediar una gran injusticia”.
Este caso representa un hito en la historia política y judicial de EU, al marcar la entrada de Trump en la Casa Blanca como el primer presidente convicto.
