La consigna sigue íntegra:
-Ningún miembro de la 4T por el lopezobradorismo puede caer en desgracia y poco importa su (mala) actuación y sus saldos.
Lo vimos en el sexenio pasado y la norma se extiende al presente con la misma generosidad aunque a veces no con la misma prestancia.
Bajo cualquier circunstancia, la lista de funcionarios y políticos oficialistas abiertamente señalados o bajo sospecha crece y crece sin cesar.
El mayor escándalo del pasado, reconocido por Andrés Manuel López Obrador, fue el fraude en Seguridad Alimentaria Mexicana, Segalmex.
Pero en lugar de ser sancionado o siquiera llamado a cuentas, el director del organismo, Ignacio Ovalle Fernández, fue recompensado con otro cargo federal.
De ahí pasó por designación presidencial a coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal de la Secretaría de Gobernación.
¿A qué?
¡A pregonar honestidad y transparencia en el ejercicio público!
NUEVOS SALVAMENTOS
También lo vimos con Francisco Garduño.
El exdirector del Instituto Nacional de Migración tuvo la peor de las actuaciones conocidas en varios sexenios y aun bajo juicio trascendió el sexenio de su amigo Andrés Manuel López Obrador.
Deja el cargo y las hornazas donde se tatemaban migrantes por descuido, acción u omisión (40 muertos en Ciudad Juárez) en manos del exgobernador poblano Sergio Salomón.
El turno siguió con los exgobernadores Rutilio Escandón y Cuitláhuac García, debidamente acomodados en la estructura gubernamental, el primero en la diplomacia y el segundo a cargo del Centro Nacional de Control del Gas.
Según las crónicas los dos dejaron sus estados, Chiapas y Veracruz, en condiciones deprimentes, sumidos en la violencia, penetrados por el crimen, y son rescatados para evitarles riesgos.
Ejemplo elocuente es Rutilio Escandón: buscó el amparo presidencial y su paisano Juan Sabines lo convenció de pedir el consulado de Miami y de esa forma los dos tomaron Florida.
Uno de los estados con leyes antiinmigrantes de miedo -por encima de Texas con Greg Abbott– y de mayor riesgo para mexicanos: en esas manos están nuestros coterráneos.
CANADÁ DEPORTA MÁS
El discurso público se ha centrado en Estados Unidos a causa del miedo causado por el magnate Donald Trump.
Mientras las amenazas del magnate se cumplen, y para eso es necesario esperar al menos del 20 de enero, Canadá actúa y deporta.
La repatriación se ha disparado significativamente, aunque por sus números está muy lejos de compararse con los vecinos tras el Bravo.
Vayan estos datos del gobierno de Justin Trudeau: en 2023 afectó a mil 20 mexicanos y al cierre del año pasado a mil 244.
Un incremento superior al 700 por ciento sobre los 155 si se compara con el 2020.
Ahí hay varias circunstancias: un alud de abogados vende supuestas visas, organiza grupos de traslado y por cinco mil dólares los coloca en Canadá.
Llegan allá, se declaran perseguidos, piden asilo, reciben permiso temporal y reciben dinero al menos durante seis meses en espera de la visa de residencia.
Aquí nadie investiga y menos pone en orden a esos traficantes de humanos, aun cuando operen por los cuatro costados del Ángel de la Independencia.
Si persiste esta tolerancia, quizá la respuesta la dé el electorado con el voto de censura a Trudeau y un gobierno de derechas más duro y dispuesto a hacer pareja con Trump.
@urenajose1