Hace unos meses, una frase me cimbró: “Que la vergüenza cambie de bando”, fue dicha por una abuela francesa de 72 años al justificar su petición de juicio público por la violación a la que fue sometida por más de 10 años en la que su esposo la drogaba para ofrecerla a otros hombres, a través de un foro público llamado “sin su conocimiento” grabando y fotografiando los encuentros mientras ella permanecía en sumisión química, el caso ha sido muy poco comentado en los medios nacionales que quizá no ven la relación con México, sin embargo, la violación como acto de poder machista es universal y en nuestro país, se considera una etapa previa al feminicidio.
La impunidad sobre los delitos sexuales en México es del 91%, mientras que la gran mayoría permanece en el anonimato, ¿por qué?, quizá porque por regla general, la víctima tiende a ser revictimizada por su propio círculo “algo hiciste” “te vestiste provocativamente”, frases que solo sirven para restar responsabilidad al agresor; el sentimiento de culpa generado hace que la víctima permanezca en el anonimato por vergüenza o por impedir, una vez más, la revictimización, y tuvo que ser una francesa septuagenaria quien al mirar de frente a la sociedad, su esposo, sus agresores y al juez, quien nos recordara que la culpa jamás debe ser radicada en el agredido, que la dignidad de una mujer no puede ser mancillada jamás y que son ellos, los “hombres comunes” sentados en el banquillo de los acusados cuyas edades oscilan de los 22 años quien declaró: “no presté atención a su cara, solo a su cuerpo”, hasta más de 70 años, todos con vidas aparentemente normales los responsables.
La vergüenza tiene que cambiar de bando, las y los agredidos deben levantar la cabeza en alto para que sea el agresor el que tenga que agacharla, aunque como en el caso de la francesa, argumente alguno que lo hizo “sin intención”
Gracias Giselle por recordarnos que el cuerpo humano no es un objeto de posesión de otro del cual pueda disponer a su antojo y que la cultura de la violación debe terminar en principio por erradicar el sentimiento de culpa del agredido. “Dedico esta pelea -declaró Giselle- a todos los hombres y mujeres alrededor del mundo que son víctimas de violencia sexual”
Ana María Vázquez
Escritora/Dramaturga
@Anamariavazquez
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