La caída del régimen de Bashar al-Assad marcó un momento histórico en Siria, pero también destapó los crímenes cometidos durante su mandato. La aparición de al menos 66 fosas comunes cerca de Damasco reveló la magnitud del sufrimiento bajo lo que el fiscal de crímenes de guerra Stephen Rapp calificó como una “maquinaria de muerte estatal”.
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Las fosas, ubicadas en Qutayfah y Najha, contienen restos recolectados por los Cascos Blancos y han sido documentadas con imágenes satelitales de Maxar Technologies. Estos hallazgos, utilizados en juicios en Alemania y presentados al Congreso de EU, confirman la sistemática desaparición de opositores en prisiones del régimen. Según la Comisión Internacional sobre Personas Desaparecidas, más de 28 mil 200 casos están documentados, evidenciando el “sistema de terror de Estado” que involucró desde agentes secretos hasta carceleros.
Sin embargo, el futuro de la justicia en Siria es incierto. Assad, refugiado en Moscú, está fuera del alcance de la Corte Penal Internacional, dado que Rusia no reconoce su jurisdicción. A pesar de ello, líderes rebeldes prometieron procesar a los responsables. Para el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, “la evidencia que sale de Siria conmociona la conciencia”, dejando claro que los crímenes no deben quedar impunes.
Informes nazis
“Israel” invadió territorio sirio, los Altos del Golán, para evitar que la zona de amortiguamiento siria-israelí cayera en manos de terroristas”, según justificó esta acción el vocero del Departamento de Estado de EE.UU., Matthew Miller . pic.twitter.com/FFIe28e6wV
— CATERINA (@Caterin49788702) December 12, 2024
En paralelo, la crisis humanitaria persiste. Tom Fletcher, responsable de asuntos humanitarios de la ONU, destacó la urgente necesidad de ayuda. “Siete de cada diez personas necesitan apoyo ahora mismo”, señaló Fletcher, quien también advirtió sobre la falta de financiamiento internacional. La guerra civil, que duró casi 14 años, desplazó a la mitad de la población siria, forzando a millones a buscar refugio en el extranjero.
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El reciente derrocamiento de Assad, liderado por una coalición rebelde, ofrece una “ventana de esperanza”, según Fletcher. “El pueblo sirio está intentando reconstruir sus vidas, pero si no actuamos rápido, esta oportunidad podría perderse”. La apertura de pasos fronterizos y la eliminación de restricciones para los trabajadores humanitarios son esenciales para garantizar la ayuda.
Una coalición de grupos rebeldes liderado por los islamistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) tomó Damasco el 8 de diciembre y derrocó en una fulgurante ofensiva al presidente Bashar al Asad, quien huyó a Moscú tras haber gobernado el país con puño de hierro durante más de 20 años. / 24 HORAS