El tabasqueño Adán Augusto López se metió en un berenjenal del que no saldrá bien librado si no presenta las denuncias que dijo haría por los supuestos “negocitos’’ irregulares que encontró en el Senado.
Si el asunto queda en un apretón de manos con Ricardo Monreal, habrá solo dos interpretaciones:
Que Adán Augusto mintió, y si no lo hizo, que fue sometido tanto por Monreal como por la secretaria de Gobernación y por la presidenta Claudia Sheinbaum.
La otra es que a Morena no le importa la ley, más que mantener “la unidad’’ del movimiento a costa de lo que sea, incluido el sacrificio mediático de uno de los suyos.
Adán Augusto dijo la semana pasada que había encontrado “negocitos’’ de la administración anterior del Senado, encabezada por Monreal, consistentes en contratos presuntamente irregulares para el mantenimiento de los elevadores del edificio sede de la Cámara Alta y para la gestión y resguardo de archivos en una bodega ubicada en Hidalgo.
Incluso dijo que dio instrucciones al responsable jurídico del Senado para que se presentaran las denuncias correspondientes.
El primer “negocito’’ es o era un contrato multianual por 90 millones de pesos (aquí no se supo si eran mensuales o anuales) y el de los archivos por 60 millones de pesos.
La revelación, hecha en la tribuna del Senado, provocó la respuesta inmediata del zacatecano, que acusó un golpe bajo y defendió la asignación de los contratos los cuales, dijo, respondieron a una licitación nacional.
El pleito motivó que ambos líderes camerales fueran llamados por la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, quien presumiblemente los llamó a resolver sus diferencias sin afectar al movimiento.
El fotógrafo oficial de Rodríguez se encargó de tomar la imagen del encuentro, distribuida horas después desde la cuenta de la propia secretaria y replicada desde la cuenta personal de Monreal, sin que Adán Augusto hiciera lo propio.
Quizá se arreglen por debajo de la mesa, pero lo que no puede pasar por alto, ni para los propios morenistas, son las denuncias que el coordinador de los senadores guinda dijo que haría.
No hacerlo lo haría cómplice de un eventual delito.
No lo decimos nosotros, lo dijo ayer claramente la presidenta de Morena, Luisa María Alcalde.
En las redes está el video.
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Más que primavera, los oaxaqueños están viviendo el crudo invierno de la realidad de un gobierno insensible, con tacto de elefante, encabezado por Salomón Jara.
El morenista, en su eterno pleito con sus antecesores Gabino Cué y Alejandro Murat, decidió correr a 1,344 empleados del gobierno que habían sido contratados en las administraciones anteriores, dizque “para acabar con la corrupción’’.
El despido ocurrió (de ahí lo del tacto de elefante) cuando el sindicato de burócratas estatal estaba en pleno cambio de dirigencia, en diciembre, cuando el despido pega más a los afectados… y cuando la CNTE realiza su congreso nacional, ahí en el mero centro de Oaxaca.
La CNTE se sumó ayer a las protestas de los despedidos, lo que convirtió a la capital del estado en un infierno para quienes querían entrar o salir por carretera.
Hoy el escenario no pinta para mejorar; así que si usted piensa vacacionar en Oaxaca o sus alrededores, tome sus precauciones.
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Y si Oaxaca se puso feo, en Ecatepec se pondrá peor.
Hoy están convocados todos los trabajadores del ayuntamiento, todos, a colapsar (literalmente), al municipio desde las 6:30 horas en demanda de pagos atrasados, vacaciones, aguinaldos, etcétera.
La culpa, dicen, es del expresidente Luis Fernando Vilchis Contreras, a quien ya le dicen “El Jibarito”.
¿Por qué será?
@adriantrejo