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No se arregla a la salida de la escuela.

El bullying es un tema para ocupar a todas y todos. La comunidad escolar completa debe involucrarse y apoyarse en herramientas tecnológicas para la identificación y prevención de estas conductas y sobre todo en una noción elemental de respeto a todas las personas con independencia de su simpatía, dinero de la familia, belleza, inteligencia, audacia social o de aquella supuestamente expresada… a la salida.

En el mundo se estima que seis de cada diez niñas, niños o adolescentes experimentan algún tipo de acoso o ciberacoso. En México, según la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022 del Inegi, 28 por ciento de la población escolar de entre 12 y 17 años dijo haber sido víctima de bullying.

Las manifestaciones más visibles son las relacionadas con el acoso físico, desde empujones hasta golpes e incluso acciones como destrozar o robar pertenencias de la víctima; en lo verbal, implican insultos, burlas, apodos hirientes o amenazas, una serie de acciones que buscan humillar y disminuir la autoestima.

Menos evidente, pero igual de perjudicial, es el acoso psicológico cometido en el aislamiento social, propagación de rumores, manipulación o chantaje. Deteriora la confianza y la imagen de quien lo sufre frente a sus compañeros.

Este primer jueves de noviembre se conmemora el Día Internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, un llamado de la Unesco a toda la comunidad para participar en la prevención del bullying y fomentar entornos de aprendizaje seguros, esenciales para el bienestar y la salud de niñas, niños y adolescentes.

Esta es una tarea de la cual se pueden apoyar los entornos escolares en el uso de la tecnología. En redes sociales ha quedado evidenciada la capacidad de las y los testigos para difundir situaciones relacionadas con el bullying, desde las agresiones hasta la resolución de conflictos a través de riñas afuera de las escuelas.

Así como se toma un celular para videograbar hay también la posibilidad de marcar el número de emergencia 911 o emplear los botones de auxilio ubicados en más de 28 mil postes de videovigilancia operados por el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5).

El uso de cámaras de vigilancia —de las cuales la jefa de Gobierno, Clara Brugada, prevé se dupliquen en número en seis años en la CDMX— en las inmediaciones de las escuelas tiene el potencial de ser un factor disuasivo, su presencia facilita una supervisión constante y crea un ambiente de confianza y certidumbre. Pueden ser de ayuda para intervenir y evitar situaciones de acoso antes de que se vuelvan críticas.

La tecnología es un apoyo para la tarea: crear un ambiente escolar seguro.

 

    @guerrerochipres

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