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Claudia Sheinbaum recibe una economía débil con visos de una desaceleración, por lo que tendrá como primera meta generar certidumbre a la inversión para consolidar el nearshoring, coinciden analistas financieros.

Janneth Quiroz, directora de análisis de Monex, estimó que la nueva administración federal que comienza en unas horas recibirá una economía con un menor dinamismo y signos claros de una desaceleración, “particularmente en el consumo”.

“Sin duda, considero que hacia el primer año de la próxima gestión, pues se está enfrentando un ambiente de bajo crecimiento, sobre todo considerando la posibilidad de que veamos una reducción del gasto público”.

Quiroz señaló que Sheinbaum tendrá que buscar reducir el déficit fiscal y cumplir con la meta que se había establecido en los precriterios proyectados por Hacienda hacia 2025.
“Esa variable la conoceremos en el paquete económico de 2025, pero en Monex estimamos un crecimiento de 1% para México en 2025 y 1.6% para 2024”.

Apuntó que se espera “una desaceleración de la actividad económica”, por lo que el principal reto será generar certidumbre a la inversión extranjera, para que continúe creciendo en el marco del nearshoring y no siga estancada como hemos visto en los últimos meses.

La economista subrayó que persiste una especie de cautela entre los capitales, en tanto van viendo cómo se desarrollan las reformas de las últimas semanas.

Sheinbaum, dijo, debe enfocarse los primeros días en concretar la consolidación de la relocalización de empresas, porque sin duda es lo que dará impulso al desarrollo de nuestro país.

Gabriela Siller Pagaza, directora de análisis financiero de Banco Base, apuntó que la doctora recibe una economía de bajo crecimiento y con la posibilidad de caer en recesión, después de una gran incertidumbre respecto a la política económica interna.

Siller precisó que hay un alto endeudamiento económico y la necesidad de disminuir rápido el déficit presupuestario.

“Recibe una economía afectada por la falta de gasto público en infraestructura. Además, existe el riesgo de perder el grado de inversión en los siguientes años, ya que entrará al poder con una economía dañada por Pemex que ha sido un lastre”.

Afirmó que por lo pronto la paraestatal mexicana se tendrá que seguir apoyando financieramente, pero se debe cambiar el modelo de negocio.

“Recibe una economía con el problema estructural de muy larga historia de la alta informalidad laboral y una baja productividad”.
La economista abundó que en los aspectos positivos recibe una economía con menor pobreza laboral y crecimiento de la masa salarial. “Sin embargo, los ingresos de los hogares dependen ahora más de las transferencias del gobierno y de las remesas”.

Carlos López Jones, analista financiero de la plataforma Tendencias, comentó que Andrés Manuel López Obrador deja una economía que crece muy poco, alrededor de 1.2% anual, muy similar al crecimiento de la población.

Esto significa que Sheinbaum recibirá una inflación alta de 4% y un bajo crecimiento de creación de empleos formales, la menor llegada de inversión extranjera como porcentaje del PIB en los últimos 60 años y se gastó todos los guardaditos que había.

“Deja una deuda pública cercana a los 17 billones de pesos, por lo que no hay margen para endeudarse más”, agregó el experto financiero.

López Jones proyectó que los dos principales retos serán sanear las finanzas públicas, y entender que se hará con las cuatro refinerías en el país que están generando pérdidas millonarias para el Estado.

Agregó que parte del reto para este nuevo Gobierno es concretar la atracción de inversiones privadas nacionales y extranjeras que generen empleos y ello impulsa el crecimiento del consumo.

 

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