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En medio de la peor crisis en sus casi 89 años de existencia, el Partido Acción Nacional (PAN) arrancó el cambio de su dirigencia nacional, pero sin visos de una verdadera renovación, aseguró Gildardo López, académico de la escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana.

El experto compartió que el panismo atraviesa no sólo la más grande crisis desde su fundación, sino que incluso ésta no ha tocado fondo.

“Deben de revisar a conciencia los resultados de la actual dirigencia nacional y lo que está haciendo, que es construir la sucesión pactada para que quede Jorge Romero, que es más de lo mismo, es ese grupo de (Santiago) Creel”, expresó el académico.

Explicó que el PAN tiene en su reglamento dos maneras de elegir a su líder nacional, una es por medio del Consejo Nacional, el cual está controlado en su totalidad por Marko Cortés y por lo tanto por Jorge Romero. Y otra opción es abrirlo a la militancia y votación en urna, proceso que ya han practicado, “pero aún así con esto de los padroneros, pues viene a ser una elección sesgada, una elección de resultado previsible, porque estos padroneros, pues justamente controlan a estos que han afiliado”.

El académico de la UP descartó que el PAN vaya abrir la renovación de su dirigencia a la ciudadanía, porque ello implica que la actual pierda el control sobre la sucesión, lo que pondría en riesgo su acceso a las prerrogativas del partido.

El miércoles pasado, el PAN informó que integró su comisión organizadora para el proceso de renovación de la dirigencia, el cual, consideró el docente, se integró para darle gusto a los sectores más conservadores y radicales del partido, a aquellos que están muy molestos por la coalición.

Sobre esta comisión, la aspirante a dirigir Acción Nacional, la exdiputada y exsenadora Adriana Dávila, comentó que podrían suscitarse un conflicto de interés pues tres de sus miembros son diputados federales, y esa fracción parlamentaria está coordinada por Jorge Romero, en tanto que otros están muy cercanos a la actual dirigencia.

Apenas el martes, el expresidente Felipe Calderón y el actual dirigente nacional, Marko Cortés, se enfrascaron en redes sociales en acusaciones mutuas con respecto a quién de los dos ha dañado más al PAN.

El líder nacional subió varias gráficas a su cuenta de X, con las que intentó demostrar con datos que en su gestión se obtuvieron más votos para la Presidencia de la República.

Sin embargo, en lo que pareció más bien una reedición del traspié que cometió cuando reclamó el cumplimiento de un acuerdo con el priismo de Coahuila y que reveló que en la negociación exigía la entrega de seis notarías públicas, el instituto de transparencia y la ratificación de un magistrado, los datos que mostró no le favorecieron.

Según los números del panista, Josefina Vázquez Mota, candidata a la Presidencia en 2012, obtuvo 12 millones 732 mil votos; Ricardo Anaya, en 2018, descendió a 12 millones 610 mil, en tanto que Xóchitl Gálvez habría logrado 16 millones 502 mil sufragios.

Sin embargo, Vázquez Mota compitió sin ir en alianza con ningún partido y la cantidad de votos que logró le significó 25.39% de la votación; Anaya, quien fue en coalición con el PRD y Movimiento Ciudadano, logró en el desagregado por Acción Nacional, sólo 17.6%, es decir, 7.79 puntos porcentuales menos.

 

Menor alcance

 

Gálvez, a pesar de incrementar el número de votos como alianza, en realidad dio al PAN menos votación que Vázquez Mota y Anaya, pues del total de sufragios, el blanquiazul sólo aportó 16.3%, o sea, otros 1.3 puntos porcentuales menos que Anaya, lo que dan cuenta de los peores resultados en una elección para el PAN a la Presidencia de la República en los últimos 30 años.

El pico de la votación del PAN para la Presidencia lo obtuvo en 2000, con la llegada de Vicente Fox, y que le representó 43% de la votación, un incremento de 17 puntos porcentuales respecto a la elección de 1994, con Diego Fernández de Cevallos como candidato, quien consiguió 26% de los votos.

Pero a partir de Fox, Acción Nacional ha ido en declive, al menos en su votación para la Presidencia, en 2006 obtuvo 36%; en 2012, 26%; en 2018, 18% y en 2024, 16%, según cifras exhibidas por el propio Cortés en su cuenta de “X” durante su pleito con Calderón.

La gráfica de votación para la Cámara de Diputados no es menos preocupante para el panismo, pues con un comportamiento muy similar con el de la Presidencia, luego de 33 años y con un pico en el 2000 de 38% de los votos, en 2024 obtuvo el mismo porcentaje de votos que en 1991: 17%. 

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