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Tres días de aparente silencio electoral no son propiamente tres días de calma, al menos no en los mercados financieros, que ahora sí, ya muestran manifestaciones de inversionistas nerviosos.

Desaparecieron los anuncios de propaganda y aparecieron los partidos políticos tramposos de siempre que, a través de terceras personas usan estos días de reflexión para incidir en ciertos grupos sociales. Siempre les salen las cuentas entre las multas y los beneficios electorales.

Pero en los mercados financieros, esos que durante muchos procesos electorales tuvieron que aprender a separar la estridencia de las consecuencias, hay un cierto nivel de precaución, que se combina con un cierre de semana un poco más movido en el mundo.

La principal preocupación que contagia a indicadores como el tipo de cambio llega de la combinación esperada entre los niveles inflacionarios de los Estados Unidos y los anticipos de decisión de política monetaria que comuniquen los integrantes de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed).

Hay consenso de que la inflación general, en Estados Unidos y en México, detuvo su proceso de desinflación.

Allá, en Estados Unidos, los integrantes del Comité de Mercado Abierto de la Fed, esos que toman las decisiones del costo del dinero, podrían tardar mucho más tiempo en decidir iniciar el proceso de baja de las tasas de interés.

Dinero caro por más tiempo implica mayores lastres para que la economía pueda mantener el ritmo de expansión y lo que empiezan a ver en los mercados son indicadores de desaceleración que nada ayudan, por ejemplo, al precio de las acciones en los mercados bursátiles.

Esas noticias, que impactan a todo el mundo, se combinan en lo local con los titubeos del Banco de México que muestra divisiones importantes al interior de la Junta de Gobierno respecto al futuro del nivel de las tasas de interés.

Algunos prefieren mantener por más tiempo el costo actual del dinero, con una tasa del 11%, y otros quieren ya iniciar un proceso de baja de ese referente. La incertidumbre de la votación durante la siguiente reunión de decisión de política monetaria inyecta más nerviosismo.

Y lo que hemos visto es que el tipo de cambio inició una corrección esta semana, una depreciación del peso, que atiende a esos factores externos, pero que también se contagia de las noticias políticas locales.

De entrada, hay atención a que todo salga bien en la jornada electoral, que sea un día de paz y de votaciones sin incidentes, ni electorales, ni delincuenciales. Que se pueda llegar en paz a la siguiente fase, que tiene también sus propios temores.

El México postelectoral es una gran incógnita para los mercados, porque tienen claro que en este país gobierna alguien con un claro pulso autoritario. El Presidente no ha dudado en violar la ley electoral y eso se tendrá que ponderar en la calificación de la elección presidencial.

El tránsito entre la emisión de los primeros resultados, los conteos definitivos, las constancias de mayoría, la calificación, la aceptación de todos los actores y un relevo ordenado y real en el poder, es un camino que sí pone nerviosos a los inversionistas.

Hay razones suficientes para desconfiar de quien ha traicionado tantas veces la confianza de muchos, incluidos los mercados.

 

    @campossuarez

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