En su nueva película, Ryan Gosling es y no es el protagonista. Sí, así como lo leen. Porque en Fall Guy, que estrenó el miércoles en salas mexicanas, nuestros escenarios principales son filmaciones de diferentes cintas de acción, y nuestro carismático actor protagónico, conocido por cintas como Crazy, Stupid Love, Blade Runner 2049 y, por supuesto, Barbie, interpreta al doble de acción de una súper estrella hollywoodense —Aaron Taylor-Johnson— quien un día desaparece. Por tanto, es tarea de la directora de la película (Emily Blunt) y del doble encontrarlo.
Parte de lo que hace prometedor a este largometraje es la química entre sus protagonistas. Ambos han demostrado sus dotes actorales en múltiples ocasiones; Blunt en A Quiet Place, El Diablo Viste a la Moda u Oppenheimer; y Gosling más recientemente por su hilarante papel como Ken, en Barbie. Sin embargo, el panorama donde se desarrolla es el más claro foco de atención.
Descrita como una “carta de amor al trabajo de lxs dobles de acción”, la producción a cargo de David Leitch, quien co-dirigió la primera parte de la aclamada saga de Keanu Reeves, John Wick, y comenzó su carrera como stunt, pone un enfoque interesante. No es que no se haya explorado antes —hubo una serie de televisión en los 80 con la misma premisa— pero que Ryan Gosling, un actor que ya vende entradas por su nombre, encarne a un doble es algo especial.
Y nos hace pensar en todas las personas en el set cuya labor pasa desapercibida. Por ejemplo, sin conocimiento del proceso detrás de un filme, mucha gente podría pensar que todo el crédito debería de ir al director, a lxs actores y quizá a quien escribió la historia. Y aunque sí, lxs directores son quienes llevan la batuta creativa, el masivo equipo de producción también pone de su cuchara para hacer que la película brille, teniendo un constante peloteo de ideas, porque el cine es un arte colaborativo.
Para no hacer un discurso eterno de todas aquellas personas que operan un set y cuyos roles son esenciales, sólo mencionaré otros dos ejemplos esenciales de héroes sin reconocimiento.
El primero, lxs gaffers, responsables de “ejecutar y coordinar la iluminación de las escenas y los diferentes escenarios”. Sin ellxs, la efectividad y seguridad en un estudio de grabación o en locación no sería igual.
El segundo, él/la/le asistente de dirección, quien de verdad opera la filmación cuando corren cámaras, acelerando a todo mundo para cumplir con las tomas y el horario establecido, y apoyando al reparto y al equipo a cumplir con sus funciones a la perfección.
A pesar de contener elementos entretenidos, parece que Fall Guy tendrá un mensaje de empatía más grande para lxs fanáticos del cine, y para apreciar también a aquellxs héroes tras bambalinas.
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