La Organización Panamericana de la Salud (PAHO, por sus siglas en inglés) define a la diabetes como una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre (o azúcar en sangre), que con el tiempo conduce a daños graves en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios.
Estiman, según su última publicación correspondiente al año 2023, que 62 millones de personas en el continente americano tienen diabetes. La mayoría, destacan, viven en países de ingresos bajos y medianos. En suma, 244,084 muertes se atribuyen directamente a esta enfermedad.
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La diabetes en la infancia y juventud
Puntualmente, la American Academy of Pediatrics a través de Healthy Children, informan, en su apartado dedicado a la diabetes infantil que, aunque existen varios tipos de diabetes, los más comunes son la diabetes tipo 1 y tipo 2. Aunque ambas formas pueden ocurrir a cualquier edad, la organización destaca que los niños tienen “más probabilidad de recibir un diagnóstico de diabetes tipo 1”.
Subrayan que aunque este tipo de diabetes puede iniciarse a cualquier edad, “se presenta en periodos máximos cerca de los 5 o 6 años y nuevamente de los 11 a los 13 años de edad”.
Previo a enumerar los síntomas, factores y recomendaciones, es necesario recordar que la diabetes tipo 1 es una enfermedad causada por la falta de insulina. Y esta se necesita para transportar el azúcar del torrente sanguíneo a las células para ser usado como energía, tal como apunta la organización.
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Los síntomas que apunta la American Academy of Pediatrics son:
Aumento en la frecuencia de micción.
Aumento de sed.
Hambre extrema.
Pérdida de peso involuntaria.
Fatiga.
Aliento con olor a fruta.
Irritabilidad.
La Secretaría de Salud revela en un artículo que algunos de los factores que agilizan el desarrollo de este padecimiento pueden ser:
Antecedentes familiares.
Bajo peso al nacer.
Madre con diabetes gestacional.
Alimentación poco saludable.
Inactividad física.
Ingesta de jugos y bebidas azucaradas.
Ablactación temprana y falta de alimentación al seno materno.
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Finalmente, dado que no existe una cura para la diabetes, se precisa que sí hay manera de mantener la enfermedad bajo control para que los infantes y adolescentes que la padecen, puedan vivir sus etapas lo más normal posible. Por lo tanto, el tratamiento o control sólo puede llevarse de la siguiente manera:
Monitorear rutinariamente el azúcar en la sangre.
Terapia de insulina.
Dieta sana estricta.
Actividad física.
Con información de la UNAM, Sedesa, PAHO y Healthy Children.