M. FERNANDA LIMÓN
INFIERNO:
Había una vez un reportero, uno de esos que ya no hay.
Había una vez un reportero de investigación que veía una verdad sospechosa, una verdad que estaba jugando a esconderse y cada vez que existían intenciones de enterrar para siempre el magnicidio sacaba a la luz lo investigado por él.
Cada 23 de marzo entregaba a sus lectores datos, información, reportajes, investigaciones y dudas, muchas de ellas se fueron disipando con los años. Hoy ya pasaron 30 años y están quitando el polvo, las cenizas y la pólvora de aquellos expedientes, por ello me parece honorifico y obligatorio compartir con ustedes parte del inmortal texto que escribió en aquel entonces ese reportero que siguió tan de cerca la muerte de su amigo Luis Donaldo. A ese reportero muchos le llamaban amigo, otros le llamaban Comunicador, yo le decía papá
“Sospechosas coincidencias no fueron investigadas a fondo”
Por: Dante Limón
“Este columnista siguió muy de cerca la investigación en Lomas Taurinas, acompañé a los fiscales encargados del asunto, iba José Gándara Terrazas, oficial mayor de la PGR en tiempos de Antonio Lozano y me confesó en su casa ubicada en América número 2, en el sur del Distrito Federal, que en ese entonces, Pablo Chapa Bezanilla instruyó a especialistas en la materia hipnotizar al Aburto de Almoloya, “y que en ese desprendimiento del subconsciente relató cómo llegaba al evento de Colosio, luego que estaba ya entre la gente, que el candidato se acercaba a él y que de repente hubo gritos, tumultos y disparos y el preguntaba ¿dónde estás Bebé?, ¿dónde estás Bebé?, refiriéndose a su hermano menor que lo acompañó, pero nunca reconoció ni hablo de algún disparo de él”, según Gándara.
Casi al finalizar el periodo de Luis Raúl González Pérez, último fiscal del caso Colosio, tomé café con él en sus oficinas cercanas al monumento a la Madre, en el DF, me entregó los tres tomos del resultado de años y años de investigaciones, y se fue a su casa convencido de que Mario Aburto fue el único autor de los disparos.
Recorrí durante semanas el escenario de Lomas Taurinas, entrevisté a varios de los presentes aquella tarde del 23 de marzo del 94: Manlio Fabio Beltrones me recomendó “por qué no preguntas a los demás gobernadores de esa época dónde estaban y por qué no se pararon en Tijuana”, y todo porque se dijo que el sonorense había platicado con Aburto en una playa de Tijuana, luego del magnicidio con todo y permiso de la PGR, y que lo encañonó sin que la mano le temblara.
El 29 de marzo, visité SEMEFO de Tijuana: Malena, la hermana del médico jefe de esa unidad y quien encabezó la autopsia al candidato me recibió en su departamento, extrañamente, este médico militar, a modo de top secret en su escritorio, me regaló copia de la autopsia de Colosio, la cual conservo, y me juró que sólo había sido realizada una autopsia y no varias, como se llegó a especular, pero sigo y seguiré intrigado el por qué el soldado y doctor me entregó el documento.
Había una vez un reportero, un comunicador que siempre supo la verdad.
¡Huye, José! ¡Huye, José!
PURGATORIO:
Había una vez un reportero que perdió la voz, la vida y la memoria, pero nos dejó sus sospechas.
En 2003 escribió sobre Marco Antonio Jacome Saldaña. Decía que se encontraba prófugo de la justicia, que ya se había girado orden de aprehensión en su contra por participar en el asesinato de Benítez López, pero la presencia en ambos crímenes de este innombrable sólo era coincidencia para el ex funcionario de la PGR, Luis Raúl González Pérez. “Actualmente hay orden de aprehensión sólo en contra de Marco Antonio Jacome Saldaña, quien coincidentemente fue uno de los elementos de la policía judicial federal que grabaron el evento proselitista de lomas taurinas”, esto señalaba el último informe que presentó el ex fiscal del caso Colosio.
Para él, el asesinato de Benítez López no tenía nada que ver con el de Colosio, aunque en autos del expediente contenidos en los tomos referidos exista la declaración de Silvia Benítez López, quien el 7 de noviembre del 97, mencionó que tres días antes de morir, su hermano le comentó que había recibido una invitación para investigar el asesinato del político priista y que a su otra hermana, Olga Cecilia, el jefe de la policía de Tijuana le dijo que tenía pruebas de que fue más de una arma y MÁS DE UN TIRADOR los que le dieron muerte al sonorense. “tal como se señala en el capítulo 2 del tomo II de esta obra – existencia o no de un segundo disparador- está plenamente acreditado que fueron dos disparos realizados por Mario Aburto Martínez con el arma Taurus calibre 38 especial”, remacha el informe de la PGR.
¡Ay, si me muerde los pies! ¡Si me muerde los pies! ¡Yo la tengo que matar!
PARAÍSO:
Yo vi a una culebra, Mirando hacia mi…
Iniciemos un camino hacia la reconciliación a través del perdón, fue lo que dijo el hijo de Luis Donaldo. Luis Jr. apeló por la justicia, pero no precisamente la mexicana, cuestionó al poder y a sus gobernantes “¿Por qué hasta ahora? ¿Por qué siempre en época electoral?” y desde un punto de vista extremadamente subjetivo me parece correcta la apreciación de Luis Donaldo, basta de colgarse la corona de los difuntos, ya por más de 30 años el PRI ha desgastado la bandera de la victimización por un crimen que la mayoría de ellos sabe cómo, cuándo y por qué ocurrió… hasta el presidente.
Apelando a la compasión del presidente, yo diría que mejor indulte a Mario Aburto, que ponga un ‘carpetazo’ final de este asunto, que permita que tanto mi familia como México sanemos. Señaló Colosio.
Compasión sabemos que le sobra al presidente, esperemos que en su juicio y estrategia política saque del costal los restos del excandidato presidencial, que no desentierre más padres muertos, que ya me hizo desenterrar hasta al mío.
¡Ay, la culebra!
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