El próximo lunes inician formalmente las precampañas para el proceso electoral del próximo año, en el que destaca la lucha por la presidencia de la República y el control del Congreso.
El ejercicio, que durará sesenta días, servirá para posicionar o reposicionar a los candidatos presidenciales que hasta el día de ayer marchaban en la siguiente posición:
Claudia Sheinbaum a la cabeza, en promedio a 15 puntos porcentuales arriba de Xóchitl Gálvez, que se ubica en el segundo lugar, muy por arriba de Samuel García.
Sheinbaum tiene también ventaja en las encuestas cuando se pregunta si conocen o no a las candidatas presidenciales, pues lleva por lo menos un año en campaña sin parar.
Es, no cabe duda, la que mayor conocimiento registra de los presidenciables.
Hay encuestas que la ubican con una intención del voto de entre 50 y el 60%, lo cual representa un porcentaje bastante alto considerando cuántos meses faltan para la elección.
Esa es una buena noticia para la morenista.
La mala es que la mayoría de los encuestadores aseguran que la exjefa de gobierno de la CDMX ha alcanzado el pico más alto de popularidad y que no podría escalar más.
Gálvez, en cambio, es menos conocida y las encuestas, dependiendo de la casa encuestadora, la colocan en promedio 15 puntos por debajo de Sheinbaum.
No parece mucha la distancia entre ambas, pero hay una significativa diferencia: en tanto Sheinbaum lleva su campaña articulada de buena forma, Gálvez perdió el impulso que la colocó en la candidatura presidencial y su campaña no tiene forma ni sentido.
La senadora ha contado con el apoyo de los tres partidos que la postulan (PRI-PAN-PRD), pero no termina de armar a su equipo.
Tampoco se ve la mano de Santiago Creel, que es formalmente el coordinador de la campaña y que, sin embargo, se tomó tres semanas de vacaciones dejando a la deriva y sin estrategia a Gálvez.
Por supuesto que Gálvez es la que, de acuerdo con la estadística, es la que mayores posibilidades de crecer tiene, si deja sus devaneos políticos.
Gálvez tiene esos 60 días para afinar la estrategia, para respaldarse en los partidos que son quienes tienen la estructura y para demostrar que no fue llamarada de petate.
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Por cierto, la hidalguense presentó el miércoles pasado una iniciativa para reglamentar los gobiernos de coalición, que será el modelo de gobierno en muchos países, incluido el nuestro.
La iniciativa se centra en tres puntos:
Uno, permite resolver la problemática de los gobiernos divididos, al abrir y compartir la tarea pública de manera plural, lo cual incentiva la generación de mayorías estables que vigorizan las capacidades presidenciales de gestión.
Dos, fortalece la solvencia del gobierno para garantizar el cumplimiento de las demandas ciudadanas asumidas por los partidos políticos y sus candidaturas, cuando piden el voto con base en su plataforma electoral, al tiempo que asegura que los cargos de responsabilidad sean ocupados por los perfiles idóneos, las mejores mujeres y hombres, sancionados por protocolos imparciales de selección.
Tres, convierte a la Plataforma Electoral de la Coalición en el Programa de Gobierno, y éste en el corazón de ese gobierno, base para la nominación y operación del gabinete plural, en tanto que cuerpo colegiado con capacidad de toma colectiva de decisiones y sujeto a responsabilidad jurídica y política en su conjunto, destinado a la generación e implantación de las políticas públicas surgidas de los compromisos hechos con la ciudadanía.
@adriantrejo